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miércoles, 4 de diciembre de 2013

LA METAMORFOSIS SOCIAL A ESCALA INDIVIDUAL


CONTENIDO











 


 

RESUMEN


Vivimos en un tiempo en el que los valores y las perspectivas de los católicos sobre su religión están en cuestión debido al surgimiento, nada reciente, de una nueva “teología”, la neoliberal, que con la globalización y la era de la información, están transformando no solo la realidad social sobre la que interviene la Iglesia Católica como institución, sino que son los mismos individuos los que modifican y reconfiguran sus valores y representaciones socio-culturales en función de intereses locales (materiales y simbólicos), creando nuevas formas y estilos de vivir la fe, la doctrina y, sobre todo, el poder a partir de la cultura dominante. La formación de elites locales, los nuevos discursos sobre la juventud, la privatización de la fe, el divisionismo y el “chisme”, el creciente clericalismo, etc. son expresiones de contradicción que cuestionan el sentido religioso de los católicos. Adicionalmente, debe mencionarse que el surgimiento de un sinnúmero de grupos religiosos en la localidad – los llamados “hermanos separados”- como un proceso social particular está enmarcado en el mundo de los valores, la moral y las representaciones sociales. Hoy, la organización de la vida social en un tiempo y espacio determinados parte de una conciencia individualista, impersonal y privatista situada en el mundo de una cultura que ha dejado de ser moderna. En este contexto, el sentido religioso (valores y representaciones) obedece a un nuevo orden, a una nueva racionalidad, por ende, a normas y reglas nuevas. Esta metamorfosis a escala individual se puede explicar por la propuesta de Gabriel Tarde: las leyes sociales de la imitación.


 

INTRODUCCIÓN


El género humano se halla en un período nuevo de su historia, caracterizado por cambios profundos y acelerados, que progresivamente se extienden al universo entero. Los provoca el hombre con su inteligencia y su dinamismo creador; pero recaen luego sobre el hombre, sobre sus juicios y deseos individuales y colectivos, sobre sus modos de pensar y sobre su comportamiento para con las realidades y los hombres con quienes convive. Tan es así esto, que se puede ya hablar de una verdadera metamorfosis social y cultural, que redunda también en la vida religiosa. (Conferencia Espiscopal Peruana, 2008, pág. 167)

Sin duda el hombre viene gozando de su libertad como nunca antes, libertad que se expresa hoy en el sentido de lo individual y de lo subjetivo. Hoy la libertad para el individuo es aquella que le permite formar una conciencia individual que le permite acción y participación en la nueva organización de la vida social con relativo éxito. Hoy el sentido de la vida nace, crece y muere en el individuo; y es que las relaciones sociales de estos días son flexibles y fluidas en el tiempo y en el espacio. Hoy más que nunca, el individuo se debe a la cultura dominante (sociedades del consumo y del espectáculo), aquella que es impuesta por el mercado y el sistema capitalista contemporáneo, globalizante y homogeneizador, sustentada en la información, lo de lo que Castells ha llamado la “sociedad red”.

“Esta nueva escala mundial del fenómeno humano trae consecuencias para todos los ámbitos de la vida social, impactando la cultura la economía, la política, las ciencias, la educación, el deporte, las artes y también, naturalmente, la religión (…)” (Centro de Estudios y Publicaciones (CEP), 2008)

Esta preferencia, casi necesaria, de mujeres y varones por lo individual obedece a un cambio de valores y de representaciones que han abandonado su condición de “colectivos” debido al nuevo paradigma que organiza o afecta cada aspecto de la vida humana. Las instituciones que garantizaban el orden y el progreso de las sociedades han entrado en crisis; su desaparición o su permanencia dependen de la reconfiguración del yo del individuo posmoderno. De esta forma, la familia como la institución que garantizaba individuos para la sociedad formados en valores y normas, ha dejado de cumplir sus roles y sus funciones ya hace décadas atrás debido a la nueva forma de concebir al individuo, que no es otra cosa que una serie de contradicciones propias de los tiempos que atravesamos. Si bien no podemos afirmar que la familia desaparecerá con el devenir de los próximos años y una mayor exacerbación de lo individual, el deseo y el placer; si podemos decir que está sufriendo cambios importantes en su constitución y fin.

Otra de las instituciones que también se ha visto afectada con esta metamorfosis social es la Iglesia católica debido a que su principal función, basada en normas, valores y representaciones sociales sobre la vida en comunidad, ha entrado en crisis, -y porque no- en tensión con el individuo y su individualidad. Se podría decir que la teología católica ya no responde como antes a las necesidades e intereses de los “nuevos” protagonistas de la sociedad. En ese contexto, la Iglesia ha buscado desde ya hace años dar respuesta y adaptarse a los cambios de la era de la globalización. El problema es que hay un desfase de velocidades, por lo tanto el desfase es de tiempo y espacio, elementos que en la modernidad se han desanclado como diría Giddens a partir de la relación capital/trabajo. La era de la información propone un ritmo de velocidad alto, mientras la respuesta de las instituciones es de un ritmo menor. Se podría decir que tanto la familia como la Iglesia como instituciones no son tan flexibles ni adaptativos a los cambios que proponen el capital[1] y el conocimiento, quienes están reorganizando la vida social, por ende, la noción de individuo.

A mi modo de entender todo lo anterior, son las instituciones en la modernidad tardía las que están un paso atrás en la organización de la vida social. De ahí las tensiones y contradicciones. Las instituciones como estructuras han perdido sus características originarias, y están mutando en su intento de responder a la realidad social, en el que la acción y la agencia le otorgan al individuo y sus relaciones mayor protagonismo.

Si por un lado, lo individual -y todo lo que ello incluya- es más frecuente; por el otro, hay una disputa de “teologías” que intentan abordan lo individual por razones más o menos instrumentales. Si al cambio de valores y representaciones del sentido religioso, le agregamos el surgimiento de nuevas teologías y doctrinas que disputa, tenemos un mosaico de realidades que no hacen otra cosa que reafirmar la metamorfosis social de la que somos participes. En principal enfrentamiento de teologías – y que ha dado cabida a otras de menor importancia por ahora- es la teología católica (tradicional y liberal) del ámbito religioso y la teología neoliberal del ámbito económico social.

“En las últimas décadas vemos con preocupación, por un lado, que numerosas personas pierden el sentido trascendental de sus vida y abandonan las prácticas religiosas y, por otro lado, que un número significativo de católicos están abandonando la iglesia para pasarse a otros grupos religiosos” (Centro de Estudios y Publicaciones (CEP), 2008)

En este texto presento el caso de la Parroquia San Marcos como muestra de que los cambios en la manera de ver, de sentir y de pensar el mundo, producto de la globalización y del conocimiento, afectan el sentido religioso de varones y mujeres jóvenes que participan de la comunidad. Jóvenes que están inmersos en la cultura informacional. Una cultura que se alimenta del espectáculo y del drama, de lo mediático. Los valores y representaciones de los individuos priorizan el interés personal, el éxito, la sobre exposición, y todo aquello que tiene que ver con extender las sensaciones de deseo y placer a partir del consumo y nuevos estilos de vida. La realidad social se ha visto seducida por ciertos patrones y tendencias socioculturales, incluso la vida religiosa. En este caso, nos interesa describir la experiencia de vida con comunidad con valores y representaciones individuales y privatistas que tienen principalmente los jóvenes respecto a la fe, la solidaridad, la unidad, la cooperación, el sentido de pertenencia, la práctica religiosa a través de la doctrina social de la iglesia y en general cuales son los retos a los que se enfrentan las parroquias, comunidad de comunidades, en plenos siglo de cambios constantes y de una dinámica en el modo de pensar bastante diferente de la que permitió a la Iglesia ejercer un rol de integración y control.

“En este nuevo contexto social (de la globalización), la realidad se ha vuelto para el ser humano cada vez más opaca y compleja. Esto quiere decir, que cualquier persona individual necesita siempre más información de la que dispone, si quiere ejercer sobre la realidad el señorío al que por vocación esta llamada a realizar (…) Es frecuente que algunos quieran mirar la realidad unilateralmente desde la información económica, otros desde la información política o científica, otros desde el entretenimiento y el espectáculo. Sin embargo, ninguno de estos criterios parciales y el proponernos un significado coherente para todo lo que existe. Cuando las personas perciben esta fragmentación y limitación, suelen sentirse frustradas, ansiosas, angustiadas, etc.” (Conferencia Espiscopal Peruana, 2008)

La globalización y el neoliberalismo[2] han configurado un camino con tendencia a lo económico. El libre mercado y la cada vez menor participación de las instituciones le han permitido al individuo sobreexponer su subjetividad e intimidad a la sociedad. El neoliberalismo ha expresado o puesto en evidencia la dificultad de las estructuras sociales para ejercer integración y control mediante las normas y los valores. La acción ha desgastado a la estructura, el individuo está por encima de la sociedad, y el consenso permite la negociación y la legitimidad.

CONTEXTO ACTUAL


“La diferencia entre la Iglesia actual y la de hace 50 años, es que la Iglesia no necesitaba de estrategias porque era parte de un sistema social estable, y había correspondencia entre la estructura interna de la Iglesia y el entorno social[3].” (Obispado de Chosica, 2011)

Hoy los sistemas sociales ya no son estables, sino por lo contario, son flexibles y mediáticos. El sistema social de la Iglesia católica en el Perú presenta una realidad muy distinta a la de 50 años atrás. Podríamos decir que el tema en cuestión es que efectivamente no hay una correspondencia entre la estructura interna de la misma y el entorno social.

Esta afirmación nos lleva a cuestionarnos por los sistemas sociales locales que conforman el gran sistema de la Iglesia católica en el Perú. El sistema básico que podemos tomar para describir la metamorfosis social que vive una institución como esta de larga tradición en nuestra sociedad es la comunidad de fieles de una localidad que tiene como eje dinamizador una parroquia. Suele decirse que las parroquias son comunidad de comunidades, y es que al poseer una jurisdicción y a la población en ella, se convierten un pequeñas unidades de análisis para observar los fenómenos globales y locales sobre el cómo vivir la fe y practicar determinados estilos de vida en constante interacción con los medios de comunicación y la cultura de masas.

“Entre las comunidades eclesiales en las que viven y se forman los discípulos misioneros de Jesucristo sobresalen las parroquias. Ellas son células vivas de la Iglesia y el lugar privilegiado en el que la mayoría de los fieles tienen una experiencia concreta de Cristo y la comunión eclesial. Uno de los anhelos mas grandes (…) es el de una valiente acción renovadora de las parroquias a fin de que sean de verdad ‘espacios de la iniciación cristiana, de la educación y celebración de la fe, abiertas a la diversidad de carismas, servicios y ministerios, organizadas de modo comunitario y responsable, integradoras de movimientos de apostolado, ya existentes, atentas a la diversidad cultural de sus habitantes, abiertas a los proyectos pastorales y supra parroquiales y a la realidades circundantes’.” (Centro de Estudios y Publicaciones (CEP), 2008)

En el contexto de las transformaciones recientes de la denominada segunda modernidad, se profundizan las tensiones en los procesos de constitución de las subjetividades[4]. Así que describir y poner en discusión la realidad de una comunidad local de laicos activos de una parroquia a partir de sus actores resulta una tarea no tan simple desde las relaciones de los individuos y la subjetividad que poseen respecto a la manera de experimentar el sentido religioso en una sociedad circunscrita a cambios globales a nivel económico, social, político, cultural, etc.

“Describir y analizar, a partir de la consideración de algunos grandes cambios históricos, la producción de los individuos. La cuestión no es entonces saber cómo el individuo se integra a la sociedad por la socialización o se libera por medio de la subjetivación, sino de dar cuenta de los procesos históricos y sociales que lo fabrican en función de las diversidades societales.” (Martuccelli, 2007, pág. 30)

SISTEMA SOCIAL DE LA PARROQUIA SAN MARCOS


La importancia de describir y analizar una parroquia como un sistema[5] social está en el conjunto de actores que participan, directa o indirectamente, y que se vinculan entre si dentro de un espacio y tiempo determinados. La autorregulación a partir de ciertos mecanismos positivos y negativos.

Dentro del estudio de los sistemas, y en este caso en particular, cabe subrayar la noción de “posición”, ya que el tipo de relaciones que los actores, clases o agentes se redefinen entre sí de acuerdo al posicionamiento que tienen en el sistema y la función que cumplen dentro y fuera del mismo. Es este intercambio que nos importa en el análisis de la comunidad de una parroquia.

Una parroquia como tal es un centro administrativo de una pequeña jurisdicción asignada por una diócesis que se divide en 4 vicarias. Sin embargo, es preciso señalar que la parroquia está conformada por una comunidad de laicos católicos creyentes que participa o no activamente de las actividades y representaciones propias de la religión católica. La Parroquia San Marcos[6] (PSM) es una de las 12 parroquias que conforman la tercera vicaria[7] de la Diócesis de Chosica (Lima Este). La parroquia a su vez esa conformada por 8 capillas[8]; es decir, 8 comunidades que conforman la comunidad de la PSM (CPSM). De ahí que la parroquia de una localidad determinada sea denominada “comunidad de comunidades”.

La Parroquia San Marcos es considerada como una comunidad difícil, en ocasiones algo “conflictiva” debido a las relaciones y vínculos que se establecen entre los actores, denominados “agentes pastorales”. Estos suelen pertenecer a alguna de las pastorales existentes de la parroquia y que brindan un servicio de manera continua y regular. Pastorales como la Juvenil, la Educativa, de Liturgia, la Social, de Salud, de Adolescente, de Familia, etc. son las más conocidas en la comunidad. Los agentes pastorales suelen conformarse por varones y mujeres jóvenes, adultos y de la tercera edad. El grueso de los agentes son adultos, con una mayoría ligera de mujeres entre los 25 y 60 años. En el caso de los jóvenes, en rango va de los 17 a los 25 años, siendo las mujeres mayoría.  Y la participación de adultos mayores la conforman básicamente mujeres de 60 años a más. Los espacios para la participación de adolescentes y jóvenes están en la  Pastoral Infantil y Adolescente, Pastoral Juvenil (a través de los Grupos Juveniles o GJ[9]), los programas de catequesis[10] y los coros activos[11].

No menos importante es la emergencia de movimientos católicos dentro de la comunidad que adoptan determinados carismas y tradición. Grupos como el Movimiento Juan XXI, Renovación Carismática (RCC) o de los Corintios suelen participar de forma muy activa. Son subcomunidades bastante cuestionadas por su labor dentro y fuera de la Parroquia, sobre todo porque impulsan estilos de vida ejemplares y en completo respeto por la “palabra”. Suelen ser grupos numerosos y con una gran diversidad si nos referimos a historias de vida y “testimonio”. Pese que a que abren sus puertas a al movimientos, suelen ser cerrados debido que deben cumplirse ciertas condiciones, como el de haber vivido un retiro Juan XXI, casi todo un rito.

En la comunidad de la PSM hay un nuevo discurso que trata de encontrar un equilibrio ante la transformación social que sufre toda la comunidad en sí y que puede sintetizarse en la siguiente pregunta: ¿son los jóvenes o los adultos los que deben construir y guiar el futuro de la comunidad? Durante años se ido internalizando la importancia de incluir a los jóvenes en la toma decisiones de la Iglesia, pero que solo ha quedado en el discurso debido a una serie de prejuicios y estereotipos de los “jóvenes de hoy[12]” ligados a los temas mediáticos. Por otra parte, la presencia de los adultos aún es mayoritaria en los espacios más importantes que tiene la Parroquia. En el nuevo discurso son los adultos acompaños de los jóvenes los que deberían a la comunidad.

LA EMERGENCIA DE LO INDIVIDUAL Y LA CRISIS DEL SENTIDO RELIGIOSO


“Las nuevas generaciones son las más afectadas por esta cultura del consumo en sus aspiraciones personales profundas. Crecen en la lógica del individualismo pragmático y narcisista, que suscita en ellos imaginarios especiales de libertad e igualdad. Afirman el presente porque el pasado perdió relevancia ente tantas exclusiones sociales, políticas y económicas. Para ellos el futuro es incierto. Asimismo participan de la lógica de la vida como espectáculo, considerando el cuerpo como un punto de referencia de su realidad presente. Tienen una nueva adicción por las sensaciones y crecen en una gran mayoría sin referencia a los valores e instancias religiosas. En medio de la realidad de cambio cultural emergen nuevos sujetos, con nuevos estilos de vida, maneras de pensar, de sentir, de percibir y con nuevas formas de relacionarse. Son productores y actores de la nueva cultura.” (Centro de Estudios y Publicaciones (CEP), 2008)

 Estamos ante la emergencia de un nuevo paradigma, ante una nueva racionalidad que configura al individuo de nuestros días. Un individuo que ha encontrado en su subjetividad una forma de encontrarse a sí mismo. El sentido de la vida ya no depende de las estructuras, sino de la voluntad y la razón de cada individuo que apela a la diferencia y a la autenticidad con que se organiza la vida social. La situación sociocultural actual está al servicio del mercado globalizado. Estamos ante una nueva colonización cultural, que acentúa lo individual y subjetivo.

“Se verifica, a nivel masivo, una especie de nueva colonización cultural por la imposición de culturas artificiales, despreciando las culturas locales y tendiendo a imponer una cultura homogeneizada en todos los sectores. Esta cultura se caracteriza por la autorreferencia del individuo, que conduce a la indiferencia por el otro, a quien no necesita ni del que se siente responsable. Se prefiere vivir día a día, sin programas comunitarios. Las relaciones humanas se consideran objetos de consumo, llevando a relaciones afectivas sin compromiso responsable y definitivo”. (Centro de Estudios y Publicaciones (CEP), 2008)

Si bien el nuevo enfoque, o escala social, es el individuo, no debemos dejar de lado las fuerzas sociales, los procesos del que es parte del individuo como tal, y a las estructuras, que si bien están en crisis, se resisten aun a dejar de estructurar la vida y sus sentidos. Si bien se apela a ciertos valores y principios propios de la globalización y del capitalismo neoliberal, el individuo es la síntesis de un conjunto de contradicciones e incertidumbres sobre su naturaleza, condición, origen, su conducta, sus sentimientos, sus emociones, sus ideas, sus representaciones, etc. es decir, es un ser que se alimenta de las oposiciones y los extremos. La presión que antes asumían las instituciones, ahora recaen en el individuo, quien se ha visto obligado a  individualizarse y a privatizar los procesos sociales más importantes de la vida de todo ser humano. Si hay algo que define lo posmoderno es la subjetividad de cada individuo que participa de la organización social de vida en tiempos de grandes cambios, de grandes intensidades y velocidades.

Con la emergencia de este paradigma, se debe considerar que el sentir religioso se ha personalizado, se ha hecho una cuestión intima y privada. La experiencia de Dios ha dejado de ser pública, para ser individual. Este proceso de personalización, ligado a lo individual, contradice la noción y el fin de la comunidad, y por ende de la Iglesia. La iglesia ya no es el gran sistema de años atrás, sino un conglomerado de grupos y comunidades que han adoptado sus intereses y sentires a las nuevas reglas de procesos macroestrucutrales como la globalización y las sociedades del espectáculo y consumo, las sociedades de la información. Tal como se expresa en:

“La avidez del mercado descontrola el deseo de niños, jóvenes y adultos. La publicidad conduce ilusoriamente a mundos lejanos y maravillosos, donde todo deseo puede ser satisfecho por los productos que tienen un carácter eficaz, efímero y hasta mesiánico. Se legitima que los deseos se vuelvan felicidad. Como solo se necesita lo inmediato, la felicidad se pretende alcanzar con bienestar económico y satisfacción hedonista.” (Centro de Estudios y Publicaciones (CEP), 2008)

La vida religiosa de los católicos pasa por reencontrar un sentido religioso. Una muestra de que lo individual afecta nuestra vida es la procesión del Señor de los Milagros en el mes de Octubre. La idea de encontrase en masas, en multitud, de sentir que uno es parte de una comunidad, de una muy grande y diversa. Sectores tradicionales y progresistas de la Iglesia ven en el Cristo Moreno la oportunidad de renovar la esencia de la Iglesia; sin embargo el encuentro es personal, individual, puesto que las intenciones e interés obedecen a la subjetividad que cada individuo. Las ofrendas, las tradiciones, los ritos, la comida, las oraciones, las plegarias, las confesiones, los milagros, etc. son de carácter individual, no comunitario pese que grandes multitudes acompañan las procesiones del Cristo de Pachacamilla en el mes morado en el centro de Lima. La crisis del sentido religioso[13] (crisis de un sentido unitario de la vida), puede expresarse de la siguiente manera:

“Este fenómeno [la crisis de sentido religioso] explica tal vez uno de los hechos más desconcertantes y novedosos que vivimos en el presente. Nuestras tradiciones culturales ya no se transmiten de una generación a otra con la misma fluidez que en el pasado. Ello afecta, incluso, a ese núcleo más profundo de cada cultura, constituido por la experiencia religiosa, que resulta ahora igualmente difícil de transmitir a través de la educación y de la belleza de las expresiones culturales, alcanzando aun hasta la misma familia que, como lugar de dialogo y de la solidaridad intergeneracional, había sido uno de los vehículos más importantes de la transmisión de la fe. Los medios de comunicación han invadido todos los espacios y todas las conversaciones, introduciéndose también en la intimidad del hogar. (…)” (Centro de Estudios y Publicaciones (CEP), 2008)

Por otro lado, es preciso señalar que los múltiples sentidos parciales que cada individuo puede encontrar en las acciones cotidianas que realiza sirven para que cada individuo busque los argumentos y la información para vivir de su propia verdad. Cada individuo o persona tiene su propia versión de los hechos y acontecimientos, de los momentos; por ende, de su propia verdad se desprende el sentido no solo religiosos, sino también social, económico, político, cultural, ambiental, educacional, etc.[14].

LA IMITACIÓN Y LA METAMORFOSIS SOCIAL A ESCALA INDIVIDUAL


Como parte de mi análisis de una realidad social particular, me he tomado el atrevimiento de recurrir a un autor contemporáneo de E. Durkheim, como es Gabriel Tarde, para explicar, o al menos ensayar, los fenómenos y/o procesos sociales que hoy tiene como protagonista de la metamorfosis social en la modernidad tardía, al individuo y su toda su subjetividad. Es en esta escala que la propuesta sociológica de G. Tarde, bajo la luz de algunas consideraciones, podría dar sentido a la acción social. Considero que las Leyes de la Imitación pueden aproximarnos a entender las transformaciones o metamorfosis sociales en plena globalización y era informacional[15].

Para Gabriel tarde, la base de la sociología es la psicología; por ende, tiene como base a los espíritus individuales y las transformaciones. El individuo o ser pensante presentan estados de conciencia individuales que explican los fenómenos sociales. Así, para G. Tarde, la sociedad no es más que la “posesión reciproca, bajo formas extremadamente variables, de todos por cada uno”.

“Si existen estos tres elementos (repetición, oposición y adaptación) en el campo social, puede construirse la sociología como ciencia, que deberá tener por objeto el estudio de la oposición (…), de la imitación y de los hechos similares múltiples (…)” (Tarde, 1961)

El cambio de valores y representaciones sociales a escala individual nos obliga a repensar la sociología y su quehacer sociológico. Es preciso recordar la existencia de tres lógicas: la lógica social, la lógica individual y la lógica de la acción. Para poder aproximarnos a la sociología de Tarde, debemos tener en cuenta estas tres lógicas. Así, las leyes de la imitación[16] pueden dar cuenta de estas tres lógicas.

“La imitación es, pues, la forma en que actúa la creencia y el deseo en la vida social, y es también el modo de manifestación de la repetición universal en el campo humano. (…) La imitación es así el fenómeno social específico y la parte más importante de la vida social, a tal punto que la sociedad no es más que “una reunión de seres en cuanto están dispuestos a imitarse entre sí, o en cuanto, sin imitarse actualmente, se asemejan, y sus rasgos comunes son antiguas copias de un mismo modelo. (…) La imitación se manifiesta en dos formas principales, a saber: la moda y la costumbre. Por la primera se entiende el gusto de la novedad y de las innovaciones, como opuesta a la adhesión de los hábitos personales, familiares o ancestrales, que representa la costumbre.” (Tarde, 1961, págs. 13-14)

Me parece pertinente explicar la crisis de las instituciones, la emergencia del individuo y las transformaciones de la vida social a partir de las leyes sociales de Tarde. El sentido religioso y toda la subjetividad que poseen los católicos en las comunidades locales se encuentran adscritos a leyes más generales, diríamos que regulares; ya que presentan tres principios universales en todo individuo: la repetición, la oposición y la adaptación. Estos tres principios componen la Ley de la Imitación[17].

El problema social, como afirma Tarde, consiste en hacer coexistir y vivir juntos un gran número de creencias y de deseos infinitamente diversos, entre los cuales existen muchos contrarios; atenuar la oposición o eliminarla o convertirla en colaboración superior. La adaptación representa la armonía y la tendencia a la uniformidad. Podríamos decir que cualquier hecho en la lógica social, tiene como eje central la coexistencia de diversidades en momentos y espacios cada vez más intensos y veloces. Adicionalmente, las subjetividades también son dinámicas y sufren modificaciones. Los procesos imitativos pueden ser una opción para dar cuenta de los cambios y la dinamiza sociales; sin embargo hay que hacer las consideraciones del caso para no caer en psicologismos. Finalmente, la vida social de nuestros días se organiza a partir de las innovaciones. Las grandes transformación a los largo de la historia, y más aun en las últimas décadas, hay sido producto de la sustitución y acumulación de información, base y fuente de la metamorfosis social a escala individual.

CLERICALISMO Y FORMACIÓN DE ÉLITES LOCALES


“Las instituciones, las leyes, las maneras de pensar y de sentir, heredadas del pasado, no siempre se adaptan bien al estado actual de cosas. De ahí una grave perturbación en el comportamiento y aun en las mismas normas reguladoras de éste”. (Conferencia Espiscopal Peruana, 2008, pág. 170)

Se podría decir que esta crisis de las instituciones se debe a la anomia reinante en las sociedades contemporáneas. Con más fuerza ahora, las conciencias individuales dan sentido y legitimidad a las conciencias colectivas. Hoy la diversidad y complejidad de las subjetividades importan más que las intersubjetividades, aunque no podemos negar su existencia, pero en condiciones de anomia. De ahí que las instituciones, las leyes, las maneras de pensar y de sentir heredadas del pasado no se acomoden ni adapten bien al estado actual de cosas. Esta escala individual ha hecho pasar desapercibido, o tal vez por resignación, la anomia de las instituciones y las estructuras heredadas. La metamorfosis social a esta nueva escala me permite retomar las leyes sociales de la imitación para explicar el constructivismo de los nuevos actores emergentes, cuya conciencia colectiva es cada vez mas subjetiva, en el que los lazos y compromisos son más inestables e inciertos.

En este contexto, el clericalismo es un problema y, a la vez, un síntoma de anomia de que hoy las jerarquías del clero, tan globales como el Papa, o tan locales como el párroco y los sacerdotes de una parroquia no tienen la misma importancia y funcionalidad en las comunidades locales. En la PSM hay evidencia de cierto clericalismo, heredado de las “elites” locales que se han hecho con parte del poder. La conflictividad y el divisionismo provienen de laicos que se amparan y/o apoyan en sacerdotes para hacer su servicio pastoral. Muchas de las iniciativas en la comunidad son individuales y a escalas pequeñas que cuentan con respaldo de los nuevos sacerdotes. Indirectamente se ha creado una sensación de incertidumbre, de desconfianza y de indiferencia, pero sobre todo de desprecio por las actividades que priorizan la unidad, la solidaridad, la caridad, la paciencia, la tolerancia, etc. hoy ya no se habla de ser pacientes, sino de ser tolerantes con el prójimo. Este clericalismo se ha legitimado debido a que ha permitido: la privatización del sentido religioso por un lado; y por el otro, la formación de pequeñas elites de adultos en los principales espacios de decisión. De ahí que la vida en parroquia o en comunidad devenga en relativismo y una subjetividad extrema.

 “Uno de los motivos por los que muy pocas parroquias son comunidades agradables y acogedoras, se debe a la clericalización de los laicos, quienes pretenden suplantar al párroco, provocando intrigas y, por ende, excluyendo a los nuevos miembros. Se vicia el ambiente, dando lugar a los dimes y diretes. La vida parroquial requiere de los laicos pero en otro sentido. Por ejemplo, involucrándose activamente en los diferentes grupos y comisiones, sin desconectarse de lo que sucede en las calles, en sus trabajos y familias. Los templos no son una guarida de miedosos, sino espacios para encontrarse con Dios y, al mismo tiempo, con los demás[18].”

LA NEOLIBERALISMO, LA PRIVATIZACIÓN Y LA VIDA COTIDIANA


Una de las expresiones del cambio de valores y de perspectivas de los laicos activos en la parroquia san marcos lo que yo denomino el “fenómeno de la privatización”. Este fenómeno consiste individualizar expresiones de la vida común de los católicos al plano individual, o en todo caso, es extrapolar fenómenos colectivos a la experiencia individual y sectaria como la fe, el amor, el poder, la catequesis, la liturgia, etc. podría decirse que este fenómeno es reduccionista y netamente pragmático. Expresiones como “mi fe”, “mi grupo”, “mi vida”, “yo sé como vivo mi fe”, “mi catequesis”, etc. muestran indicios de la privatización que llega con el individualismo, la impersonalidad y una tendencia a liberar lo tradicional. Como bien se sabe, el sentido de la existencia de la religión católica se base no en su estructura jerárquica que es el clero, una forma estamental de organizar el poder, sino el conjunto de laicos que bajo valores de comunidad, unidad, solidaridad, compañerismo, caridad, esperanza, fe, etc. configuran la masa que da vida a la iglesia católica, hoy paliando en dos frentes: por un lado, al interior de su organización, y por el otro, contra el surgimiento y crecimiento de las “nuevas denominaciones” y expresiones de fe que se constituyen en las iglesias no católicas (para no decir solo protestantes, ya que el fenómenos como tal es más complejo que solo la referencia) en el jurisdicción que tiene la PSM.

Asimismo, como parte de la privatización, existe una parcelación del poder, lo que ha dado origen desde ya algunos años atrás, la formación de grupos de poder, que forman algo así como elites locales, cuyo capital no es necesariamente económicos, sino simbólico, y es que el poder, el estatus y el prestigio están en lo simbólico. Lo peculiar de todo esto, es que estos grupos se mueven muy cerca del clero local, dándose el fenómeno del clericalismo. Mientras más uno esté cerca de los sacerdotes, uno piensa que tiene más poder, y en todo caso, estas relaciones se legitiman.

Finalmente, diría que la vida cotidiana tiende a privatizarse, a buscar intimidad para  dejar seducirse por el placer y las sensaciones. En cuanto a la vida religiosa, suele darse una separación con la vida cotidiana. La coherencia y el compromiso son aspectos que ya no interesan al momento de expresar un deseo o una creencia respecto al presente y el futuro de los actores. La emergencia de los “nuevos” actores, no es otra cosa la aparición de sujeto pensante y/o racional de la modernidad en un nuevo contexto, más global, más competitivo, más contradictorio. Las transformaciones sociales en un mundo más paradójico que nunca.

CONCLUSIONES Y COMENTARIOS FINALES


·         La primera conclusión que debo mencionar es que la sociología en los tiempos del individuo, de la segunda modernidad o modernidad tardía, debe afrontar un hecho inédito, como dice Martuccelli (2007): el individuo es el principio de nuestra percepción social. De ahora en adelante, es en referencia a sus experiencias que lo social obtiene o no sentido.

·         En los términos expuestos, la Iglesia como una institución moderna conformada un sistema simple; sin embargo, desde hace 50 años, se ha visto sorprendida por un “nuevo paradigma” que recae en el individuo y la subjetividad del mismo. La Iglesia hoy en día es un sistema complejo compuestos por subsistemas más o menos dinámicos que intenta adaptarse el medio sociocultural que se impone en la modernidad tardía y la globalización a partir de una transformación en los valores, la moral y las presentaciones sociales que están adoptando los católicos.

·         En la comunidad de la PSM se ha destacado que el “chisme” como una cuestión impersonal afecta la solidaridad y la confianza de los actores. Existe una tendencia al desprestigio con el afán de lograr autoridad y legitimidad.

·         La posición y el estatus dentro de la comunidad son muy importantes el momento de tomar decisiones. No existen o no se recurren a mecanismos democráticos para organizar las jerarquías de poder dentro de la comunidad.

·         Los valores y principios ligados al individuo, en una era de cambios, fomentan la ruptura del sentido de comunidad, del sentido de Iglesia, para ir transformándola en función de una visión privatista, pragmática y sobre todo mediática. Hoy ya no se mira la comunidad, sino los pequeños grupos (en algunos casos denominados familias) de 2 a más integrantes que hacen de su vida cristiana una experiencia muy intima y personas. La fe, la solidaridad, el amor, la amistad, etc. se han privatizado.

·         Muchos documentos de la Iglesia Católica señalan que “la vida en comunidad es esencial a la vocación cristiana. El discipulado y la misión siempre suponen la pertenencia a una comunidad. Dios no quiso salvarnos aisladamente, sino formando un pueblo. Este es un aspecto que distingue la vivencia de la vocación de un simple sentimiento religioso individual. Por eso la cristiana de fe siempre se vive en una Iglesia particular”. Sin embargo, es ese simple sentimiento religión individual el que persiguen hoy los católicos de la comunidad de la PSM porque han renunciado a los grandes ideales de la modernidad, para dejar seducirse por el nuevo paradigma que proponen la modernidad tardía o posmodernidad.

·         La ironía, el sarcasmo, la no solidaridad y sobre todo el desprecio por lo que no fomente lo individual son aspectos que le interesan a la sociedad de hoy más que nunca. Ello también implica a las comunidades religiosas que no es otra cosa que la reunión o el encuentro de individuos e individualidades en competencia. La racionalidad de medios fines ha puesto a su servicio a la racionalidad comunicacional de Habermas. Si bien podemos pensar en Weber cuando hablamos de racionalidad instrumental, hoy goza de condiciones y características distintas. Lo que era la “jaula de hierro” hoy es la jaula informacional. La racionalidad instrumental ha sufrido una metamorfosis social, por ende la acción social ha pasado a la escala individual-subjetiva, es decir, posmoderno, pos industrial, etc.

·         Las Leyes de la Imitación, pueden constituirse, bajo ciertas consideraciones, en una propuesta base para repensar la sociología de nuestros días. La transformación o la metamorfosis sociales se producen a escala individual. La subjetividad individual se convierte en el nuevo horizonte que da razón de la lógica social en un contexto global e informacional. Los principios de repetición, oposición y adaptación, expresados en la moda y la costumbre, la acumulación y la sustitución, etc. nos pueden acercar a explicar el mundo de las incertidumbres y las contradicciones de la modernidad tardía, que es el nuevo esquema sobre el cual se organiza la vida social de los actores, básicamente individuos.


 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS



Centro de Estudios y Publicaciones (CEP). (2008). Discipulos y misioneros de Jesucristo para que nuestros pueblos en Él tengan vida. En R. Muñoz (Ed.), Aparecida. Lima: CEP.

Conferencia Espiscopal Peruana. (2008). Concilio Vaticano II. Documentos completos. Lima: Paulinas.

Diaz, C. (23 de abril de 2013). Los blogs de Religion en Libertad. Recuperado el 27 de noviembre de 2013, de Religion en Libertad: http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=28828

Gonzales, P. (2004). Las Nuevas Ciencias y las Humanidades. De la Academia a la Política. Barcelona: Anthropos.

Martuccelli, D. (2007). Cambio de Rumbo. La sociedad a escala del individuo. Buenos Aires: Losada.

Obispado de Chosica. (2011). Plan Pastoral Estratégico 2011-2021. Lurigancho-Chosica: Editorial ROEL.

Tarde, G. (1961). Estudios Sociológicos. Las Leyes Sociales y la Sociología. (C. Fantini, Trad.) Córdoba: Editorial Assandri.

Wacquant, L. (2006). Entre las Cuerdas. Cuadernos de un aprendiz de boxeador. (M. Hernández, Trad.) Argentina: Siglo Veintiuno Editores.




[1] La acumulación de capital fue la condición para que el modo de producción capitalista naciera entre los poseedores de los medios de producción, y los que solo podían vender su mano de obra por un salario. Es la racionalidad instrumental del capital en sus diversas formas que da origen a la modernidad. En la relación capital/trabajo la que organiza la vida social desde el siglo XVII en adelante. Sin embargo, desde mediados del siglo XIX el capital y el trabajo se mueven a mayores velocidades producto de la información y el conocimiento, que es el soporte del actual proceso de globalización y/o mundialización. Para algunos autores la globalización no es otra cosa que una nueva forma de colonizar espacios (físicos y virtuales) a través de la cultura expresada en la sociedad de consumo.
[2] De aquí en adelante le diremos “teología” del neoliberalismo.
[3] Norberto Strotmann, Obispo de Chosica.
[4] Como dice Beck, en las actuales “sociedades de riesgo” los sujetos se encuentran como nunca antes, obligados a individualizarse. Podría decirse que hay una crisis de integración social.
[5] Respecto a  los sistemas simples y complejos, Pablo Gonzales (2004) nos expresa el siguiente hecho epistémico: “la selección o determinación de regularidades por grupos o clases que se interdefinen da un carácter subjetivo-objetivo a las generalizaciones, explicaciones, predicciones y construcción de futuro.”
[6] Actualmente cuenta con 3 sacerdotes y un diacono. Dos de los sacerdotes son españoles que han venido a san marcos o hace mucho.
[7] En total se tienen 4 vicarias, las cuales se representan con un número romano al final. Por ejemplo: Vicaria III
[8] Virgen de la Fe (VF), Virgen del Rosario (VR), Virgen del Carmen (VC), San Carlos Borromeo (SCB), Santa Rosa de Lima (SRL), La Santa Cruz (LSC), San Miguel de Arcángel (SMA) y San Marcos (SM), que es el centro administrativo.
[9] La pastoral ha vuelto a su composición orgánica, que son los grupos juveniles. Sin embargo, durante el 2011 y el 2012 se organizó la pastoral en Comunidades Juveniles (CJ) sin resultados.
[10] Básicamente para sacramentos. Los programas más importantes en términos de cantidad son el de la Confirmación y de Bautismo.
[11] 4 coros en la capilla principal, y uno por capilla.
[12] Frase que suele identificarse en las personas adultas, que normalmente trabajan con adolescentes y jóvenes.
[13] Sentido que se pone a nuestra disposición a través de nuestras tradiciones culturales que representan la hipótesis de realidad con la que cada ser humano puede mirar el mundo en que vive. (Centro de Estudios y Publicaciones (CEP), 2008)
[14] Creo que una característica del tiempo actual es la multidimensionalidad del individuo. Hoy es más frecuente encontrarle más dimensiones que intervenga y le den sentido al individuo en sociedad. Dimensiones como la  social, espiritual, psicológico, simbólico, material, económico, religioso, cultural, educacional, recreativo, ocupacional, laboral, ambiental, etc. son muestra de estas subdivisiones que más o menos se distinguen unas de otras.
[15] Se debe considerar que una propuesta, de fines del siglo XIX, como la de G. Tarde, debe ser releída y analizada en menor detalle ya que algunos autores señalaron que los procesos de imitación no siempre derivan en lógicas sociales. Asimismo, en la medida que sea aplicativa, encontrará cabida en el ámbito académico actual. Debemos repensar la sociología desde el individuo y su subjetividad desde propuesta sociología de Tarde.
[16] Proceso imitativo lógico que se reduce a dos procedimientos: la sustitución y la acumulación. Asimismo, la imitación va de dentro a afuera, y se hace de inferior a superior.
[17] Debemos considerar que para G. tarde, existe un genio, que permite la vinculación de dos o más imitaciones para producir invenciones o ideas ingeniosas. El genio es algo que está en el individuo, pero que se expresa en lo social mediante acción.
[18] (Diaz, 2013)