CONTENIDO
RESUMEN
La
sociología como disciplina es un conjunto de supuestos que tratan de dar
respuesta al área del conocimiento social. Para ello es importante que como
sociólogos exploremos nuestra subjetividad y nuestra vida cotidiana para
identificar los intereses y las perspectivas sobre la sociología que queremos
practicar, no solo como científicos e investigadores, sino como seres humanos,
como actores que participamos de la organización de la vida social. Como
resultado de esa exploración, hay dos “sociologías” que se originan y
conviven en nuestra formación como sociólogos: una primera sociología que está
en relación con la complejidad de la teoría sociológica y la metodología, muy
ligados al carácter riguroso de nuestra ciencia; y una segunda, la cual, hace
referencia a la sociología que se forma en nuestra subjetividad, básicamente
que parte del sentido común, aquella que se expresa de manera espontánea dentro
del entorno social donde actuamos y establecemos vínculos. De estas formas de
hacer sociología, surgen la diversidad y los matices del quehacer sociológico
sobre cómo acompañar, describir y reflexionar sobre “lo social” en la
actualidad; y más aun, cuando se piensa en la sociología seriamente, no sólo
como un trabajo intelectual, sino también artístico. La sociología y el trabajo
sociológico se enfrentan a cambio de racionalidad propia de los nuevos tiempos
que vivimos. Tiempos en que el paradigma del mundo de la vida o la racionalidad
comunicativa es una opción.
I.
INTRODUCCIÓN
“La sociología parece estar
caracterizada por una perpetua búsqueda de sí misma. En un punto y
prácticamente en uno solo están de acuerdo todos los sociólogos: la dificultad
de definir la sociología.”
R. Aron
“La tarea de la sociología
es estudiar el equilibrio que hay entre la reproducción
social[1] y la transformación social[2].”
A. Giddens
Entender
la sociología[3]
como una disciplina científico social en toda su complejidad puede convertirse
en una odisea, por no decir una tarea imposible; al menos eso nos lleva a
plantear algunos supuestos que pondré en discusión. El primer supuesto es que la sociología no se agota a sí misma cuando
intentamos definirla debido a la naturaleza de su objeto de estudio y sus
límites; en otras palabras, lo que quiero decir es que la sociología como
tal presenta no solo una diversidad de aspectos cuando decimos que su objeto de
estudio es la sociedad o lo social, ya que estaría abarcando un sin número de
acciones sin delimitaciones claras. Pese a que ello pueda sugerirnos la
ambigüedad de la sociología como ciencia social, es esta perpetua búsqueda de
sí misma –como expresa R. Aron- una característica que enriquece nuestro
quehacer sociológico y le da sentido.
Si
bien este primer supuesto no responde del todo a la pregunta ¿Qué es sociología[4]?,
al menos sabemos que hay más de una definición que puede ayudarnos a entender
lo que es la sociología. De este, resultaría conveniente que presente un
conjunto de sociólogos para no solo mostrar sus definiciones de sociología,
sino para contrastarlas y hacernos una mejor idea de lo que trata la sociología;
sin embargo, me parece más útil presentar el segundo supuesto: la sociología como tal no busca la verdad,
sino aproximaciones a ella. Desde el nacimiento o formación de la
sociología[5],
esta aspiraba a tener un método científico, proveniente de las ciencias físicas
o del llamado paradigma newtoniano. El método haría de la sociología una
ciencia objetiva y exacta. Una expresión de la primera sociología que se
practicó, fue la sociología de E. Durkheim, el cual tenía como objeto de
estudio los “hechos sociales”; y, en Reglas del Método Sociológico, nos dice
que los hechos sociales deben ser abordados como cosas. Para la sociología
positivista, era interés de ella encontrar la verdad que de razón de la
sociedad, por ende una sola verdad. Por el contrario, la sociología de hoy ha
comprendido que no existe una verdad para explicar la complejidad de las
relaciones sociales o de la organización de la vida social, ya que existe algo
llamado “mundo de la subjetividad”, y que le pertenece a los individuos en
interacción. Esto hace referencia al paradigma constructivista, en oposición al
paradigma positivista. En las últimas décadas, hubo intentos de ampliar la no
solo la comprensión de la sociología, sino los alcances que debería tener en un
mundo en constante cambio desde la segunda mitad del siglo XX. En resumen la
sociología, a pesar de que en su nacimiento, y gran parte de su desarrollo como
ciencia, tuvo un apego o dependencia al método, hoy ese paradigma objetivista ha
entrado en crisis debido al surgimiento de nuevas perspectivas y enfoques que nos
permite hablar de múltiples aproximaciones a la verdad; por ende, a otras
formas de abordar el conocimiento social y sus interpretaciones.
El
tercer supuesto que planteo sobre la sociología es que como práctica o quehacer se conecta a dos fuentes que le dan sentido e
importancia en su constitución y argumentación. De aquí se deriva que la
sociología engloba dos niveles, para no hacer una tipología que de razón del
área o tema de interés como lo puede ser la sociología urbana o la sociología
de género. Estos dos niveles están en relación al individuo ya que le
corresponden experiencias distintas y complementarias a la vez. El supuesto de
diferenciación y complemento puede entenderse como la vivencia que tiene cada
sujeto de su experiencia sociológica de manera diferenciada, pero que al
complementarse dan como resultado la sociología que uno practica y desarrolla.
Es posible como estudiante de sociología que la experiencia e historia de vida
conlleven un conjunto de trayectos o conexiones que configuran un nicho
sociológico, de acción y pertenencia, a partir de un conjunto de
representaciones y perspectivas que existe de la sociología como ciencia y como
experiencia cotidiana (sentido común). Por el primer nivel, he diferenciado
claramente que una sociología se da en el ámbito netamente académico y obedece
a paradigmas, enfoques, teorías, metodologías, diseño, técnicas, instrumentos,
etc. como por ejemplo (paradigma positivista, enfoque funcional estructural,
teoría del rol sexual, metodología cuantitativa, técnica de observación,
cuaderno de campo, etc.). Este primer nivel forma parte de nuestro oficio
académico intelectual que proviene de los libros, separatas y actividades que
tenemos en nuestra formación. El segundo nivel, y al que nos debemos como
profesionales, es la neta vivencia de nuestra subjetividad en la organización
de la vida social. El lugar de donde nacemos y al cual pertenecemos nos
envuelven en creencias, sentimientos, emociones, ideas, perspectivas,
representaciones, sensaciones y todo lo que nos permita actuar e interaccionar
con los demás constituye la fuente del segundo nivel de la sociología. Este
nivel es diferente en cada sociólogo. De ahí se desprende los intereses y motivaciones,
así como la especialización respectiva con el transcurso de los años, que tiene
para con el quehacer y oficio sociológicos. Este nivel nos concatena con la
realidad y nos lleva al plano del sentido común. El primer nivel ha sido
denominado como la “sociología académica”; y, el segundo, como “sociología
espontánea”. Estos dos niveles o sociologías están en relación con la
definición de sociología y con la naturaleza de la misma que cada uno encuentra
en su formación. Que es y hacia donde apunta la sociología como practica
personal se debe a estos dos niveles. Es desde ahí donde contribuimos a la
formación del conocimiento científico y no científico de la sociología.
El
propósito de este ensayo es expresar un sentir sobre lo que significa estudiar y
formarse en la sociología como estudiante de bachillerato. El interés por
abordar ciertos cuestionamientos sobre la sociología tiene una relación
estrecha con nuestra de historia de vida personal. Los tres supuestos
planteados más que apostar por una argumentación teórica elaborada, son un
intento por conocer, experimentar y vivir la sociología como personas y como
científicos sociales. En otras palabras, creo que no solo la sociología se auto
configura, sino que también nosotros, de manera dinámica, estamos
reconfigurando nuestros rasgos como individuos y participando de la
organización social de la vida. La sociología se alimenta de dos frentes, de
dos fuentes, de dos sociologías que cada uno adapta a sus intereses y
motivaciones.
II.
El QUEHACER SOCIOLÓGICO
“La sociología es el estudio de la vida social
humana, de los grupos y sociedades. Es una empresa cautivadora y atrayente, al
tener como objeto nuestro propio comportamiento como seres humanos. El ámbito
de la sociología es extremadamente amplio y va desde el análisis de los
encuentros efímeros entre individuos en la calle hasta la investigación de los
procesos sociales globales.”
La
definición que Giddens nos da de sociología es bastante sintética y motivadora.
Existe un tema implícito en esa frase, que evoca al quehacer sociológico de
manera implícita. Muchas veces cuando empezamos el arduo camino de explorar y
conocer cada una de las aristas de la sociología, olvidamos que estamos en la
universidad para formarnos no en la sociología como tal, sino en el quehacer
sociológico, que no es otra cosa que configurarte como profesional una forma
única, original y reflexiva de hacer sociología; en otras palabras, hacerte de
un oficio. Este demanda un vasto conocimiento no solo de la historia de la
sociología, sino de la teoría sociológica acompañada de recursos e instrumentos
que validen o hablen por sí mismas de nuestra actividad. Una de las
características que no puede obviar nuestro quehacer o trabajo sociológico es
la imaginación y la sensibilidad de carácter sociológico. No
basta con estar de acuerdo con lo que Wright Mills llamó “imaginación sociológica”,
sino también seguir una especie de instinto que vamos adquiriendo del sentido
común, muy parte delo que Bourdiev pueda decir de él cuando propuso la ruptura
metodológica.
“Estudiar sociología no puede ser un proceso
rutinario de adquisiciones de conocimiento. Un sociólogo es alguien capaz de
liberarse de la inmediatez de las circunstancias personales para poner las
cosas en un contexto más amplio. El trabajo del sociológico depende de lo que
el autor americano Wright Mills, es una célebre expresión, denominó la
imaginación sociológica[6] (…) La
imaginación sociológica nos pide, sobre todo, que seamos capaces de pensar
distanciándonos de las rutinas familiares de nuestras vidas cotidianas, para
poder verlas como si fueran algo nuevo.” (Giddens, 2000, pág. 29)
La
imaginación sociológica, propuesta por Mills, es importante porque nos permite
salir de la cotidianeidad en la que muchas veces nos vemos inmersos; sin
embargo, diría que el paso que debe que dar todo sociólogo para aprehender la
realidad y hacer su trabajo, no es aislándonos o distanciarnos del sentido
común para tener una visión más amplia de los procesos sociales locales y
globales, sino que por el contrario, reconocer que el sentido común es lo más
próximo y cercano que manejamos, y que desde la información que poseemos estamos
poniendo los primeros cimientos de aquel problema o proceso que queremos
abordar. No digo que nuestro trabajo se reduzca al sentido común, sino que él
nos brinda sensibilidad sociológica. Cuestionando lo que Giddens considera
sobre el quehacer sociológico, diría que las rutinas familiares de nuestras
vidas cotidianas pueden ser nuevas o no, son la fuente de la imaginación que la
sociología necesita, acompañada de una sensibilidad por lo que nos rodea o
participa con nosotros en “lo social”. Asimismo, Giddens, en otro apartado de
Sociología, expresa lo siguiente:
“Aunque todos estamos influidos por nuestro
contexto social, nuestro comportamiento no está del todo condicionado por
ellos. Tenemos nuestra propia individualidad y la creamos. La labor de la sociología
es investigar la conexión que existe entre lo que la sociedad hace de nosotros
y lo que hacemos nosotros mismos. Nuestras actividades estructuran –dan forma-
al mundo social que nos rodea y, al mismo tiempo, son estructuradas por él.”
(ibíd., pág. 32)
Es
esa individualidad que tenemos y recreamos la que puede serle muy útil a la
sociología de hoy. Para que la labor de la sociología sea critica no debe
distanciarse del contexto social, pues reconociendo que, junto con ella, se
construye yo estructura el mundo social. Lo cuestionable de la sociología en
nuestros días se debe a los mecanismos o requerimientos que hacemos al momento
de configurar nuestro oficio, labor, trabajo o quehacer sociológico. Hay una
estrecha relación entre la sociología como disciplina y la sociología como
vivencia desde nuestro quehacer en los dos niveles que he mencionado
anteriormente.
La
sociología[7]
a través del trabajo sociológico es un mundo que casi nunca se agota; que
siempre esta redescubriéndose a sí misma, y no por cuestiones de paradigmas o
enfoques, o tal vez de asuntos metodológicos y técnicos; sino que en la
búsqueda de sí misma, del reconocimiento de su objeto de estudio, su
importancia y su finalidad, encuentra no solo la riqueza que le compete y le da
sentido. En Consecuencias de la Modernidad, Giddens[8]
expresa lo siguiente:
“La sociología es una disciplina muy amplia y
diversa, y cualquier simple generalización sobre la misma como un todo es
cuestionable. Pero podemos apuntar tres ideas ampliamente sostenidas, en parte
derivadas del persistente impacto satisfactorio de las instituciones modernas.
La primera de ellas concierne al diagnostico institucional de la modernidad. La
segunda tiene que ver con el objeto primordial del propio análisis sociológico,
‘la sociedad’; la tercera se relaciona con las conexiones que existen entre el
conocimiento sociológico y las características de la modernidad (…).”
(Giddens, Consecuencias de la Modernidad, 1990, pág.
23)
Lo
anterior afirma que la sociología, como disciplina que se originó en el siglo
XIX[9],
está basada en una cantidad de supuestos más o menos legitimados por quienes
hemos adoptado a la sociología como una expresión científica y artística. Estos
supuestos son transversales al quehacer sociológico en todas sus dimensiones. Estoy
seguro que la sociología o quehacer sociológico de los últimos años ha ido
cambiando de supuestos y ha ido apostando por diversos grados de aproximación a
la verdad. En el debate modernidad–posmodernidad, las referencias para
organizar la vida social en diversas partes del mundo, obedecen a un orden distinto de pensar y
hacer las cosas. En todo ellos tiene que ver el desenvolvimiento del sistema capitalista
actual en plena globalización y en una ya conformada sociedad de la información
(sociedad red). Como bien dice o sintetiza Giddens:
“El discurso de la
sociología, y los conceptos, teorías, y resultados de las otras ciencias
sociales, circulan continuamente “entrando y saliendo” de lo que representan en
sí mismos y, al hacer esto, reflexivamente reestructuran el sujeto de su
análisis, que a su vez ha aprendido a pensar sociológicamente. La modernidad es
en sí misma profunda e intrínsecamente sociológica. Mucho de lo que es
problemático en la posición del sociólogo profesional –como proveedor de
conocimiento experto sobre la vida social-, deriva del hecho de que está, todo
lo mas, un paso por delante de los ilustrados practicantes profanos de la
disciplina.” (Giddens, 1990, pág. 50)
La
búsqueda perpetua de la sociología no es sino la búsqueda de supuestos más o
menos regulares que den cuenta de nuestro quehacer sociológico, sin caer en
extremos de la cuestión del método objetivista, ni tampoco exponer nuestra
labor, y a la sociología como tal, a las seducciones del mundo contemporáneo.
Por ello es importante aclarar que los objetivos, propósitos o fines de nuestro
trabajo sean lo más reales y sensibles. Si bien Giddens va a decirnos que la
sociología se debe a la modernidad para cumplir un rol de predicción y control,
la modernidad entro en crisis en la primera mitad del siglo XX (I y II Guerra
Mundial). A partir de allí, un nuevo pensamiento, un nueva forma de hacer las
cosas fue apareciendo, mientras iba organizando la vida social, para tener hoy “nuevos”
supuestos y formas más “flexibles”[10]
de generar conocimiento.
“(…) Se entiende la
sociología como generadora de un conocimiento sobre la vida social moderna que
puede ser utilizado en pos de los intereses de predicción y control. Existen
dos destacadas versiones de este tema. Una es de que la sociología suministra
información sobre la vida social que puede proporcionarnos una forma de control
sobre las instituciones sociales (…) Se cree que el conocimiento sociológico va
asociado a la relación instrumental del mundo social al que se refiere y que
tal conocimiento puede aplicarse de manera tecnológica para intervenir en la
vida social.” (Giddens, 1990, págs. 26-27)
Con
el quehacer sociológico buscamos no solo generar conocimiento, sino que el
cambio y la transformación deben ser la consecuencia inmediata que involucra no
solo a profesionales, sino a todos los que constituimos la sociedad. Conocer
nuestra realidad y creer en un mejor escenario para los seres humanos se debe
recurrir no a la ciencia, sino a sentir mediado por la ética y los principios
que se encuentren en un equilibrio. Nuestra labor como sociólogos inicia con la
generación de conocimiento, pero trasciende sus límites para garantizar mejores
condiciones de acción y juego. La labor sociológica debe estar inmersa en los
procesos sociales, económicos, políticos, culturales, religiosos, ambientales,
etc. que duelen delimitar los horizontes o supuestos que afectan positiva o
negativamente la vida social. Entre el trabajo sociológico y su relación con la
sociedad hay una retroalimentación. La autoreflexión y la autoadaptación
parecen ser rasgos de la sociología[11].
“La reflexión de la vida
social moderna consiste en el hecho de que las prácticas sociales son
examinadas constantemente y reformadas a la luz de nueva información sobre esas
mismas prácticas, que de esa manera alteran su carácter constituyente.”
(íbid. pág 46)
III.
LAS “SOCIOLOGIAS”
“En consecuencia, saber en
qué consiste la sociología nos lleva a preguntarnos por el tipo de conocimiento
que producen los sociólogos en su tarea de explicar/comprender la vida social.”
En
este apartado nos referiremos a las sociologías que realmente son importantes
en nuestra vida como sociólogos. Si bien ya mencione dos niveles de la
sociología que practicamos (sociología académica y sociología
espontánea), exístela “sociología
como profesión” que tiene que ver con nuestro quehacer sociológico.
Por un
lado, la sociología académica es la
que aprendemos durante nuestros años de estudio, aquella sociología que se
forma académicamente, la que conocemos teóricamente y que “queremos”
desenvolver para explicar la sociedad[12].
Digamos que la sociología de Durkheim o la Weber, o tal vez la sociología desde
el estructural funcionalismo de T. Parsons[13].
Esta sociología muchas veces termina siendo un ideal o una utopía[14].
Por otro
lado, la sociología espontánea es
aquella que tiene que ver con el centro de esta reflexión sobre las sociologías
que identificamos en nuestra subjetividad y práctica. Esta sociología es la que
se forma paralelamente a la sociología académica, y de de alguna y otra forma,
influye en esta sociología es mediática
y que obedece al orden de la subjetividad[15],
de las emociones y las experiencias que vivimos y que “pensamos” pueden ser
útiles para generar conocimiento[16].
Félix Ortega nos dice que las diferencias y las
similitudes entre los individuos son principalmente fruto de procesos sociales
y culturales. Los individuos se exponen a experiencias de aprendizaje
diferentes, que les han hecho asimilar subculturas diversas. Se produce así
una historia personal, una biografía, que es el resultado de las relaciones del
individuo con la trama social donde crece y vive. Al conjunto de procesos
sociales y culturales que permiten a cada ser humano construir su personalidad[17] es al que se denomina socialización.
“La confluencia de estos diversos
procesos socializadores es la construcción de la personalidad individual. Una
personalidad que consiste en percibir y reaccionar de manera particular ante el
medio en que se vive, y que el sujeto adquiere a través del aprendizaje social
que ha realizado, si la socialización tiene éxito, la identidad personal
vendría a ser una réplica bastante parecida a la realidad social en que se ha
formado.”
La
sociología que practicamos como profesión es resultado de las sociologías que
nos forman. Diríamos que nuestro quehacer sociológico debe ser profesional en
todos los campos en que se nos requiera, sin perder de vista nuestro propósito
de priorizar el bien y el arte de nuestro trabajo por sobre las remuneraciones
económicas que otorga el marcado bajo la teología neoliberal. Si bien es cierto
que casi todo se mueve mediante una racionalidad instrumental en este sistema
capitalista: el salario para quienes ofrecen su fuerza de trabajo o la ganancia
para quienes son propietarios o poseedores de algún capital. La sociedad
moderna y la posmoderna se caracterizan por este tipo de racionalidad, aunque
en diferentes formas. La sociedad de consumo o la mcdonalización de la sociedad s un claro ejemplo que hay no solo
una estandarización, sino una diversificación del capital y del trabajo desde
la segunda mitad del siglo XX.
Estos
nuevos tiempos buscan y prefieren la tecnificación y la facilitación de
procesos. La sociología como profesión ha pasado a un segundo plano el tema de
la investigación, para hacerse más instrumental e intermediaria. Si miramos la
oferta y la demanda del mercado, como una carrera profesional, la sociología no
se agota, siempre esta adaptándose a las circunstancias y contextos. ¿Qué es la
sociología? ¿Qué demanda la sociedad y que oferta la sociología en el mercado?
¿Debería la sociología depender del mercado o seguir la línea clásica[18]?
César Germaná[19]
(1996) menciona que cuestionarnos por la profesión de sociólogo nos lleva
necesariamente a preguntarnos por la propia sociología como disciplina
científica. Asimismo, definir su objeto de estudio es una estrategia que parece
improductiva –como señala el mismo Germaná- ya que nos llevaría a señalar un
interminable listado de definiciones sobre la delimitación de un ámbito
particular de la vida social que sería el dominio propio de la sociología. Y
como se expreso en un inicio, la búsqueda de sí misma de la sociología es más
una riqueza que una preocupación cuando la vemos como oficio y arte.
Todo
lo anterior apunta a que en sociología hay una constante búsqueda de supuestos,
y que a su vez, perfilan nuevas racionalidades. En el mundo social no existe
solo una racionalidad, sino que coexisten múltiples racionalidades que
tipifican a las acciones de los individuos/actores/sujetos. En este caso, me
parece importante mencionar la coexistencia de dos racionalidades: la
racionalidad instrumental del mundo moderno y la racionalidad comunicativa en
un mundo no moderno. La coexistencia de la dos y los cambios que se dan de una
u otra respecto a la lógica de los procesos sociales en la actualidad.
IV.
EL CAMBIO DE RACIONALIDAD Y LA LÓGICA DE LOS PROCESOS
SOCIALES
En
Las Perspectivas del Mundo de la Vida en las Investigaciones de las Ciencias
Sociales[20],
Guillermo Nugent[21]
nos dice que la característica más llamativa de la actual producción teórica de
las ciencias sociales es la discusión y cuestionamiento de los diversos modos
de acercarse a la realidad[22].
“Para el objetivismo la principal
característica de la verdad es la de ser consecuencia de una metodología.
Incluso, en extremos, puede llegar a considerarse simplemente a ‘la’ verdad
como ‘la’ realidad, la verdad, proposición verdadera como copia de los hechos
es lo que supuestamente ofrece la primacía de la metodología.” (Nugent, 1991)
César
Germana (1996) nos expresa que la sociología como disciplina científica fue
prisionera de un proceso de racionalización en el siglo XIX debido a su forma
de organización en el mundo laboral de ese tiempo como un “trabajo abstracto”. De
esto se deriva que la sociología desarrolló una forma de conocer, un criterio
de racionalidad, que dominará el quehacer sociológico.
Por
el contrario, Nugent (1991), siguiendo la propuesta de Habermas, dice que el paradigma del mundo de la vida es
un estilo de pensamiento que aborda la realidad social en términos de
posibilidades de acuerdo entre sujetos capaces de hablar y de actuar antes que
como un problema de conocimiento de objetos.
“El mundo de la vida tiene,
en consecuencia criterios de racionalización distintos a los provenientes del
trabajo y del saber instrumental: la individuación de sujetos sociales, la
generalización de normas y valores, así como la formación de una cultura
critica.” (Nugent, 1991)
“La racionalidad comunicativa ya no se enfrenta a una realidad que sería
un inmenso deposito de medios para obtener determinados fines. De lo que ahora
se trata es de señalar que el acceso mismo al mundo social esta simbólicamente
mediado por el lenguaje. De ahí que la representación de cualquier pretensión
de universalidad radique en la posibilidad de entendimiento, de acuerdo.
Radicalizando este punto de vista, la verdad es considerada como un fin
consenso, y la verdad científica como producto de un consenso no coactivo. En
la argumentación racional –orientada hacia el entendimiento con el otro- está
ya la posibilidad misma de una eliminación de la coerción.”
(Nugent, 1991)
Para
sintetizar lo expuesto anteriormente Nugent afirma
que la diferencia central entre estos dos conceptos de racionalidad es que la
racionalidad del mundo de la vida, o racionalidad comunicativa, la condición
para su existencia es la posibilidad y realización de un consenso sobre algún
aspecto del mundo. Por el contrario, en la racionalidad instrumental, es
suficiente que un individuo calcule adecuadamente los medios para obtener determinados
fines.
V.
CONCLUSIONES
·
La disciplina sociológica demanda un quehacer
no solo con formación sólida en la teoría y metodología, sino que recurre a las
actitudes, a las emociones y a las fortalezas de cada individuo para hacer
sociología. En otras palabras, la práctica sociología se redefine a sí misma
como una expresión artística que da cuenta de una realidad.
·
La sociología que practicamos inevitablemente
surge de dos tipos de sociologías que formamos en nuestra vida como
estudiantes: la “sociología académica” y la “sociología espontánea”.
·
Nuestro entorno social y todo aquello que
tiene que ver con nuestra formación en los niveles individual, colectivo,
cultural influyen al momento de hacer sociología.
·
La sociología de hoy busca no solo explicar
una realidad, sino que también busca una transformación bajo ciertos
requerimientos y circunstancias. Aquí la sociología se encuentra científica,
ética, política y socialmente.
·
La sociología debe superar lo más pronto
posible los rezagos de ese apego riguroso al paradigma objetivista o
positivista (para el cual los hechos son cosas), y de una vez recuperar el
compromiso ético de la sociología: ayudar
a los hombres en la solución de sus problemas más importantes. La
sociología debe cumplir los roles de investigación (generación de
conocimientos) y transformación de la realidad (carácter vinculante).
·
El conocimiento para la sociología no debe
esta mediado por el paradigma objetivista, o estar totalmente influido por el
paradigma positivista. Por el contrario, el conocimiento no necesariamente debe
reducirse a la cuestión del método y al hecho social como una cosa, sino que
hoy con la era informacional a través de las sociedades red, debe gozar del
mismo prestigio y legitimidad en la comunidad académica y en la vida cotidiana.
·
La ética y los valores que se le reconocer a
un profesional de ciencias sociales han ido cambiando acorde a los cambios
globales en la forma de producir, así como en le forma de pensar. No hay dudas
de que el pensamiento social a nivel mundial se mueve dentro de otros esquemas.
Parece que hay una sociología de flujos o circuitos. Sin duda estamos dejando
la modernidad y la racionalidad que la dominó (jaula de hierro), para optar, y
hacer menos ideales, propuestas como la racionalidad comunicativa.
·
La sociología como disciplina científico
social tiene que desempeñar un papel fundamental en la cultura intelectual
moderna.
VI.
REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA
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trabajadores en red, desempleados y trabajadores a tiempo flexible. En M.
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229-309). Siglo XXI.
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, 183-201.
Giddens, A. (1995). Cambio,
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Giddens, A. (1990).
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Nugent, G. (1991). Las
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Ortega Gutiérrez, F.
Socialización, Personalidad y Reproducción Social. En Fundamentos de
Sociología (págs. 109-132). Editorial Síntesis.
[1] Hace
referencia a como las sociedades siguen funcionando a lo largo del tiempo.
[2] Ocupa
los cambios que sufren las sociedades. Para Giddens en concepto de “sociedades”
es ambiguo, por lo que lo más próximo a él, son los estados nacionales.
Sociedad=estado nacional.
[3]
La sociología es una de las pocas ciencias que tiene como objeto de estudio al
sujeto.
[4]
La sociología es todo aquello de que se ocupan los sociólogos.
[5] A.
Comte, padre de la sociología, solía llamarla física social antes de acuñar el
nombre.
[6] Mills,
1970.
[7] La
sociología demuestra que es necesario utilizar un punto de vista más amplio
para saber por qué somos como somos y por qué actuamos de la forma que lo
hacemos.
[8]
Para Giddens (1990) el tiempo y el espacio han sido recombinados para formar un
genuino marco histórico-mundial para la acción y la experiencia. El proceso de
desanclaje es el despegue de las relaciones sociales de sus contextos locales
de interacción y reestructurarlas en indefinidos intervalos espacio-temporales.
[9]
Giddens en Consecuencias de la Modernidad, dice que la noción de “modernidad”
se refiere a los modos de vida u organización social que surgieron en Europa
desde alrededor del siglo XVII en adelante y cuya influencia, posteriormente,
los han convertido en más o menos mundiales.
[10] Para
algunos estudiantes este “reciente” paradigma de la modernidad superior o
tardía, ha flexibilizado la sociología y le ha quitado seriedad e nuestro
trabajo sociológico.
[11]
La sociología ya no tiene que centrase en las relaciones sociales cuya
organización social solía anclarse en localidades; es decir, hoy ya menos
frecuente que determinado de grupo de personas decida autorealizarse en un
espacio y tiempo determinados, es decir, ha cambiado la manera de vivir
nuestras relaciones. En la medida que cambian las condiciones para un trabajo,
educación, etc. cambian también los intereses y la experiencia de vida en la
ciudad. La intensidad y la fluidez de nuestro pensamiento y conducta han
incrementado su velocidad y los límites, o rango de acción. Hoy el espacio y el
tiempo han sido modificados por el proceso de globalización.
[12]
Concepto que aun usamos dentro de nuestro vocabulario sociológico, pero que ha
perdido una referencia cuando a las múltiples realidades nos referimos.
[13] Según
Parsons, el objetivo preeminente de la sociología es el de resolver el
‘problema del orden’.
[14] Obras
clásicas que se convierten en grandes nudos que tardamos en desatar.
[15] La
subjetividad en cada individuo configura distintas formas o niveles de sociología,
pero que en el fondo comparten elementos de de mi propuesta.
[16]
Es importante recordar que ambas sociología tienen un objeto de estudio, pero
en cuestiones de paradigmas, perspectivas, teorías, metodologías, técnicas e
instrumentos pueden variar o coincidir una de la otra. Es este aspecto de la
sociología como disciplina científica, es decir, de la diversidad de caminos
que la convierte en un quehacer que demanda además de la formación, actitudes
hacia la imaginación y la creatividad para reconstruir una realidad social
[17]
La personalidad es una realidad que se va construyendo en el tiempo, desde el
nacimiento hasta la muerte. (Ortega
Gutiérrez)
[18]
Ciencia suprema que predice y controla la sociedad.
[19]
Profesor principal de sociología en la Universidad Nacional Mayor de San
Marcos.
[20] Ver en
Debates en sociología N° 16 Setiembre de 1991.
[21] La primera vez que sentí satisfacción en mi quehacer sociológico fue en el curso de
Estratificación y cambio social que el profesor Guillerno Nugent tenía a cargo.
Tuve que esperar hasta el tercer año para que entre mis confusiones teóricas y
metodológicas en formación, encuentre un comentario muy gratificante respecto a
mi avance de un artículo, en primera instancia, y la presentación final de
dicho trabajo, en el cierre del curso.
[22]
Asimismo presenta esquemáticamente las diferencias entre dos estilos de
pensamiento que designa como “paradigma objetivista” y “paradigma del mundo de
la vida”. Este segundo amparado en la Teoría de la Acción Comunicativa de
J. Habermas.