CONTENIDO
RESUMEN
Vivimos en un tiempo en el que los
valores y las perspectivas de los católicos sobre su religión están en cuestión
debido al surgimiento, nada reciente, de una nueva “teología”, la neoliberal,
que con la globalización y la era de la información, están transformando no
solo la realidad social sobre la que interviene la Iglesia Católica como institución,
sino que son los mismos individuos los que modifican y reconfiguran sus valores
y representaciones socio-culturales en función de intereses locales (materiales
y simbólicos), creando nuevas formas y estilos de vivir la fe, la doctrina y,
sobre todo, el poder a partir de la cultura dominante. La formación de elites
locales, los nuevos discursos sobre la juventud, la privatización de la fe, el
divisionismo y el “chisme”, el creciente clericalismo, etc. son expresiones de
contradicción que cuestionan el sentido religioso de los católicos.
Adicionalmente, debe mencionarse que el surgimiento de un sinnúmero de grupos
religiosos en la localidad – los llamados “hermanos separados”- como un proceso
social particular está enmarcado en el mundo de los valores, la moral y las
representaciones sociales. Hoy, la organización de la vida social en un tiempo
y espacio determinados parte de una conciencia individualista, impersonal y
privatista situada en el mundo de una cultura que ha dejado de ser moderna. En
este contexto, el sentido religioso (valores y representaciones) obedece a un
nuevo orden, a una nueva racionalidad, por ende, a normas y reglas nuevas. Esta
metamorfosis a escala individual se puede explicar por la propuesta de Gabriel
Tarde: las leyes sociales de la imitación.
INTRODUCCIÓN
El género humano se halla en un período nuevo de su
historia, caracterizado por cambios profundos y acelerados, que progresivamente
se extienden al universo entero. Los provoca el hombre con su inteligencia y su
dinamismo creador; pero recaen luego sobre el hombre, sobre sus juicios y
deseos individuales y colectivos, sobre sus modos de pensar y sobre su
comportamiento para con las realidades y los hombres con quienes convive. Tan
es así esto, que se puede ya hablar de una verdadera metamorfosis social y cultural,
que redunda también en la vida religiosa. (Conferencia Espiscopal Peruana, 2008, pág. 167)
Sin duda el hombre viene gozando de
su libertad como nunca antes, libertad que se expresa hoy en el sentido de lo
individual y de lo subjetivo. Hoy la libertad para el individuo es aquella que
le permite formar una conciencia individual que le permite acción y
participación en la nueva organización de la vida social con relativo éxito.
Hoy el sentido de la vida nace, crece y muere en el individuo; y es que las
relaciones sociales de estos días son flexibles y fluidas en el tiempo y en el
espacio. Hoy más que nunca, el individuo se debe a la cultura dominante
(sociedades del consumo y del espectáculo), aquella que es impuesta por el
mercado y el sistema capitalista contemporáneo, globalizante y homogeneizador,
sustentada en la información, lo de lo que Castells ha llamado la “sociedad
red”.
“Esta nueva escala mundial del fenómeno humano trae
consecuencias para todos los ámbitos de la vida social, impactando la cultura
la economía, la política, las ciencias, la educación, el deporte, las artes y
también, naturalmente, la religión (…)” (Centro de Estudios y Publicaciones (CEP), 2008)
Esta preferencia, casi necesaria, de
mujeres y varones por lo individual obedece a un cambio de valores y de
representaciones que han abandonado su condición de “colectivos” debido al nuevo
paradigma que organiza o afecta cada aspecto de la vida humana. Las
instituciones que garantizaban el orden y el progreso de las sociedades han
entrado en crisis; su desaparición o su permanencia dependen de la
reconfiguración del yo del individuo posmoderno. De esta forma, la familia como
la institución que garantizaba individuos para la sociedad formados en valores
y normas, ha dejado de cumplir sus roles y sus funciones ya hace décadas atrás
debido a la nueva forma de concebir al individuo, que no es otra cosa que una
serie de contradicciones propias de los tiempos que atravesamos. Si bien no
podemos afirmar que la familia desaparecerá con el devenir de los próximos años
y una mayor exacerbación de lo individual, el deseo y el placer; si podemos decir
que está sufriendo cambios importantes en su constitución y fin.
Otra de las instituciones que
también se ha visto afectada con esta metamorfosis social es la Iglesia
católica debido a que su principal función, basada en normas, valores y
representaciones sociales sobre la vida en comunidad, ha entrado en crisis, -y
porque no- en tensión con el individuo y su individualidad. Se podría decir que
la teología católica ya no responde como antes a las necesidades e intereses de
los “nuevos” protagonistas de la sociedad. En ese contexto, la Iglesia ha
buscado desde ya hace años dar respuesta y adaptarse a los cambios de la era de
la globalización. El problema es que hay un desfase de velocidades, por lo
tanto el desfase es de tiempo y espacio, elementos que en la modernidad se han
desanclado como diría Giddens a partir de la relación capital/trabajo. La era
de la información propone un ritmo de velocidad alto, mientras la respuesta de
las instituciones es de un ritmo menor. Se podría decir que tanto la familia como
la Iglesia como instituciones no son tan flexibles ni adaptativos a los cambios
que proponen el capital[1] y el
conocimiento, quienes están reorganizando la vida social, por ende, la noción
de individuo.
A mi modo de entender todo lo
anterior, son las instituciones en la modernidad tardía las que están un paso
atrás en la organización de la vida social. De ahí las tensiones y
contradicciones. Las instituciones como estructuras han perdido sus
características originarias, y están mutando en su intento de responder a la
realidad social, en el que la acción y la agencia le otorgan al individuo y sus
relaciones mayor protagonismo.
Si por un lado, lo individual -y
todo lo que ello incluya- es más frecuente; por el otro, hay una disputa de
“teologías” que intentan abordan lo individual por razones más o menos
instrumentales. Si al cambio de valores y representaciones del sentido
religioso, le agregamos el surgimiento de nuevas teologías y doctrinas que
disputa, tenemos un mosaico de realidades que no hacen otra cosa que reafirmar
la metamorfosis social de la que somos participes. En principal enfrentamiento
de teologías – y que ha dado cabida a otras de menor importancia por ahora- es
la teología católica (tradicional y liberal) del ámbito religioso y la teología
neoliberal del ámbito económico social.
“En las últimas décadas vemos con preocupación, por un
lado, que numerosas personas pierden el sentido trascendental de sus vida y
abandonan las prácticas religiosas y, por otro lado, que un número
significativo de católicos están abandonando la iglesia para pasarse a otros
grupos religiosos” (Centro de Estudios y Publicaciones (CEP), 2008)
En este texto presento el caso de la
Parroquia San Marcos como muestra de que los cambios en la manera de ver, de
sentir y de pensar el mundo, producto de la globalización y del conocimiento,
afectan el sentido religioso de varones y mujeres jóvenes que participan de la
comunidad. Jóvenes que están inmersos en la cultura informacional. Una cultura
que se alimenta del espectáculo y del drama, de lo mediático. Los valores y
representaciones de los individuos priorizan el interés personal, el éxito, la
sobre exposición, y todo aquello que tiene que ver con extender las sensaciones
de deseo y placer a partir del consumo y nuevos estilos de vida. La realidad
social se ha visto seducida por ciertos patrones y tendencias socioculturales,
incluso la vida religiosa. En este caso, nos interesa describir la experiencia
de vida con comunidad con valores y representaciones individuales y privatistas
que tienen principalmente los jóvenes respecto a la fe, la solidaridad, la
unidad, la cooperación, el sentido de pertenencia, la práctica religiosa a
través de la doctrina social de la iglesia y en general cuales son los retos a
los que se enfrentan las parroquias, comunidad de comunidades, en plenos siglo
de cambios constantes y de una dinámica en el modo de pensar bastante diferente
de la que permitió a la Iglesia ejercer un rol de integración y control.
“En este nuevo contexto social (de la globalización),
la realidad se ha vuelto para el ser humano cada vez más opaca y compleja. Esto
quiere decir, que cualquier persona individual necesita siempre más información
de la que dispone, si quiere ejercer sobre la realidad el señorío al que por
vocación esta llamada a realizar (…) Es frecuente que algunos quieran mirar la
realidad unilateralmente desde la información económica, otros desde la
información política o científica, otros desde el entretenimiento y el
espectáculo. Sin embargo, ninguno de estos criterios parciales y el proponernos
un significado coherente para todo lo que existe. Cuando las personas perciben
esta fragmentación y limitación, suelen sentirse frustradas, ansiosas,
angustiadas, etc.” (Conferencia Espiscopal Peruana, 2008)
La globalización y el neoliberalismo[2] han
configurado un camino con tendencia a lo económico. El libre mercado y la cada
vez menor participación de las instituciones le han permitido al individuo
sobreexponer su subjetividad e intimidad a la sociedad. El neoliberalismo ha
expresado o puesto en evidencia la dificultad de las estructuras sociales para
ejercer integración y control mediante las normas y los valores. La acción ha
desgastado a la estructura, el individuo está por encima de la sociedad, y el
consenso permite la negociación y la legitimidad.
CONTEXTO ACTUAL
“La diferencia entre la Iglesia actual y la de hace 50
años, es que la Iglesia no necesitaba de estrategias porque era parte de un
sistema social estable, y había correspondencia entre la estructura interna de
la Iglesia y el entorno social[3].”
(Obispado de Chosica, 2011)
Hoy los sistemas sociales ya no son
estables, sino por lo contario, son flexibles y mediáticos. El sistema social
de la Iglesia católica en el Perú presenta una realidad muy distinta a la de 50
años atrás. Podríamos decir que el tema en cuestión es que efectivamente no hay
una correspondencia entre la estructura interna de la misma y el entorno
social.
Esta afirmación nos lleva a
cuestionarnos por los sistemas sociales locales que conforman el gran sistema
de la Iglesia católica en el Perú. El sistema básico que podemos tomar para
describir la metamorfosis social que vive una institución como esta de larga
tradición en nuestra sociedad es la comunidad de fieles de una localidad que
tiene como eje dinamizador una parroquia. Suele decirse que las parroquias son
comunidad de comunidades, y es que al poseer una jurisdicción y a la población
en ella, se convierten un pequeñas unidades de análisis para observar los
fenómenos globales y locales sobre el cómo vivir la fe y practicar determinados
estilos de vida en constante interacción con los medios de comunicación y la
cultura de masas.
“Entre las comunidades eclesiales en las que viven y se
forman los discípulos misioneros de Jesucristo sobresalen las parroquias. Ellas
son células vivas de la Iglesia y el lugar privilegiado en el que la mayoría de
los fieles tienen una experiencia concreta de Cristo y la comunión eclesial.
Uno de los anhelos mas grandes (…) es el de una valiente acción renovadora de
las parroquias a fin de que sean de verdad ‘espacios de la iniciación
cristiana, de la educación y celebración de la fe, abiertas a la diversidad de
carismas, servicios y ministerios, organizadas de modo comunitario y
responsable, integradoras de movimientos de apostolado, ya existentes, atentas
a la diversidad cultural de sus habitantes, abiertas a los proyectos pastorales
y supra parroquiales y a la realidades circundantes’.” (Centro de Estudios y Publicaciones (CEP), 2008)
En el contexto de las
transformaciones recientes de la denominada segunda modernidad, se profundizan
las tensiones en los procesos de constitución de las subjetividades[4]. Así que
describir y poner en discusión la realidad de una comunidad local de laicos
activos de una parroquia a partir de sus actores resulta una tarea no tan
simple desde las relaciones de los individuos y la subjetividad que poseen
respecto a la manera de experimentar el sentido religioso en una sociedad
circunscrita a cambios globales a nivel económico, social, político, cultural,
etc.
“Describir y analizar, a partir de la consideración de
algunos grandes cambios históricos, la producción de los individuos. La
cuestión no es entonces saber cómo el individuo se integra a la sociedad por la
socialización o se libera por medio de la subjetivación, sino de dar cuenta de
los procesos históricos y sociales que lo fabrican en función de las
diversidades societales.” (Martuccelli,
2007, pág. 30)
SISTEMA
SOCIAL DE LA PARROQUIA SAN MARCOS
La importancia de describir y
analizar una parroquia como un sistema[5] social
está en el conjunto de actores que participan, directa o indirectamente, y que
se vinculan entre si dentro de un espacio y tiempo determinados. La autorregulación
a partir de ciertos mecanismos positivos y negativos.
Dentro del estudio de los sistemas,
y en este caso en particular, cabe subrayar la noción de “posición”, ya que el
tipo de relaciones que los actores, clases o agentes se redefinen entre sí de
acuerdo al posicionamiento que tienen en el sistema y la función que cumplen
dentro y fuera del mismo. Es este intercambio que nos importa en el análisis de
la comunidad de una parroquia.
Una parroquia como tal es un centro
administrativo de una pequeña jurisdicción asignada por una diócesis que se divide
en 4 vicarias. Sin embargo, es preciso señalar que la parroquia está conformada
por una comunidad de laicos católicos creyentes que participa o no activamente
de las actividades y representaciones propias de la religión católica. La
Parroquia San Marcos[6] (PSM) es
una de las 12 parroquias que conforman la tercera vicaria[7] de la Diócesis de Chosica (Lima
Este). La parroquia a su vez esa conformada por 8 capillas[8]; es decir, 8 comunidades que
conforman la comunidad de la PSM (CPSM). De ahí que la parroquia de una
localidad determinada sea denominada “comunidad de comunidades”.
La Parroquia San Marcos es
considerada como una comunidad difícil, en ocasiones algo “conflictiva” debido
a las relaciones y vínculos que se establecen entre los actores, denominados “agentes
pastorales”. Estos suelen pertenecer a alguna de las pastorales existentes de
la parroquia y que brindan un servicio de manera continua y regular. Pastorales
como la Juvenil, la Educativa, de Liturgia, la Social, de Salud, de
Adolescente, de Familia, etc. son las más conocidas en la comunidad. Los
agentes pastorales suelen conformarse por varones y mujeres jóvenes, adultos y
de la tercera edad. El grueso de los agentes son adultos, con una mayoría
ligera de mujeres entre los 25 y 60 años. En el caso de los jóvenes, en rango
va de los 17 a los 25 años, siendo las mujeres mayoría. Y la participación de adultos mayores la
conforman básicamente mujeres de 60 años a más. Los espacios para la
participación de adolescentes y jóvenes están en la Pastoral Infantil y Adolescente, Pastoral
Juvenil (a través de los Grupos Juveniles o GJ[9]), los
programas de catequesis[10] y los
coros activos[11].
No menos importante es la emergencia
de movimientos católicos dentro de la comunidad que adoptan determinados
carismas y tradición. Grupos como el Movimiento Juan XXI, Renovación
Carismática (RCC) o de los Corintios suelen participar de forma muy activa. Son
subcomunidades bastante cuestionadas por su labor dentro y fuera de la
Parroquia, sobre todo porque impulsan estilos de vida ejemplares y en completo
respeto por la “palabra”. Suelen ser grupos numerosos y con una gran diversidad
si nos referimos a historias de vida y “testimonio”. Pese que a que abren sus
puertas a al movimientos, suelen ser cerrados debido que deben cumplirse
ciertas condiciones, como el de haber vivido un retiro Juan XXI, casi todo un
rito.
En la comunidad de la PSM hay un
nuevo discurso que trata de encontrar un equilibrio ante la transformación
social que sufre toda la comunidad en sí y que puede sintetizarse en la
siguiente pregunta: ¿son los jóvenes o los adultos los que deben construir y
guiar el futuro de la comunidad? Durante años se ido internalizando la
importancia de incluir a los jóvenes en la toma decisiones de la Iglesia, pero
que solo ha quedado en el discurso debido a una serie de prejuicios y
estereotipos de los “jóvenes de hoy[12]”
ligados a los temas mediáticos. Por otra parte, la presencia de los adultos aún
es mayoritaria en los espacios más importantes que tiene la Parroquia. En el
nuevo discurso son los adultos acompaños de los jóvenes los que deberían a la
comunidad.
LA EMERGENCIA DE LO INDIVIDUAL Y LA
CRISIS DEL SENTIDO RELIGIOSO
“Las nuevas generaciones son las más afectadas por esta
cultura del consumo en sus aspiraciones personales profundas. Crecen en la
lógica del individualismo pragmático y narcisista, que suscita en ellos
imaginarios especiales de libertad e igualdad. Afirman el presente porque el
pasado perdió relevancia ente tantas exclusiones sociales, políticas y
económicas. Para ellos el futuro es incierto. Asimismo participan de la lógica
de la vida como espectáculo, considerando el cuerpo como un punto de referencia
de su realidad presente. Tienen una nueva adicción por las sensaciones y crecen
en una gran mayoría sin referencia a los valores e instancias religiosas. En
medio de la realidad de cambio cultural emergen nuevos sujetos, con nuevos
estilos de vida, maneras de pensar, de sentir, de percibir y con nuevas formas
de relacionarse. Son productores y actores de la nueva cultura.” (Centro de Estudios y Publicaciones (CEP), 2008)
Estamos ante la emergencia de un nuevo
paradigma, ante una nueva racionalidad que configura al individuo de nuestros
días. Un individuo que ha encontrado en su subjetividad una forma de
encontrarse a sí mismo. El sentido de la vida ya no depende de las estructuras,
sino de la voluntad y la razón de cada individuo que apela a la diferencia y a
la autenticidad con que se organiza la vida social. La situación sociocultural actual
está al servicio del mercado globalizado. Estamos ante una nueva colonización
cultural, que acentúa lo individual y subjetivo.
“Se verifica, a nivel masivo, una especie de nueva
colonización cultural por la imposición de culturas artificiales, despreciando
las culturas locales y tendiendo a imponer una cultura homogeneizada en todos
los sectores. Esta cultura se caracteriza por la autorreferencia del individuo,
que conduce a la indiferencia por el otro, a quien no necesita ni del que se
siente responsable. Se prefiere vivir día a día, sin programas comunitarios.
Las relaciones humanas se consideran objetos de consumo, llevando a relaciones
afectivas sin compromiso responsable y definitivo”. (Centro de Estudios y Publicaciones (CEP), 2008)
Si bien el nuevo enfoque, o escala
social, es el individuo, no debemos dejar de lado las fuerzas sociales, los
procesos del que es parte del individuo como tal, y a las estructuras, que si
bien están en crisis, se resisten aun a dejar de estructurar la vida y sus
sentidos. Si bien se apela a ciertos valores y principios propios de la
globalización y del capitalismo neoliberal, el individuo es la síntesis de un
conjunto de contradicciones e incertidumbres sobre su naturaleza, condición,
origen, su conducta, sus sentimientos, sus emociones, sus ideas, sus
representaciones, etc. es decir, es un ser que se alimenta de las oposiciones y
los extremos. La presión que antes asumían las instituciones, ahora recaen en
el individuo, quien se ha visto obligado a
individualizarse y a privatizar los procesos sociales más importantes de
la vida de todo ser humano. Si hay algo que define lo posmoderno es la
subjetividad de cada individuo que participa de la organización social de vida
en tiempos de grandes cambios, de grandes intensidades y velocidades.
Con la emergencia de este paradigma,
se debe considerar que el sentir religioso se ha personalizado, se ha hecho una
cuestión intima y privada. La experiencia de Dios ha dejado de ser pública,
para ser individual. Este proceso de personalización, ligado a lo individual,
contradice la noción y el fin de la comunidad, y por ende de la Iglesia. La
iglesia ya no es el gran sistema de años atrás, sino un conglomerado de grupos
y comunidades que han adoptado sus intereses y sentires a las nuevas reglas de
procesos macroestrucutrales como la globalización y las sociedades del
espectáculo y consumo, las sociedades de la información. Tal como se expresa
en:
“La avidez del mercado descontrola el deseo de niños,
jóvenes y adultos. La publicidad conduce ilusoriamente a mundos lejanos y
maravillosos, donde todo deseo puede ser satisfecho por los productos que
tienen un carácter eficaz, efímero y hasta mesiánico. Se legitima que los
deseos se vuelvan felicidad. Como solo se necesita lo inmediato, la felicidad
se pretende alcanzar con bienestar económico y satisfacción hedonista.” (Centro de Estudios y Publicaciones (CEP), 2008)
La vida religiosa de los católicos
pasa por reencontrar un sentido religioso. Una muestra de que lo individual
afecta nuestra vida es la procesión del Señor de los Milagros en el mes de
Octubre. La idea de encontrase en masas, en multitud, de sentir que uno es
parte de una comunidad, de una muy grande y diversa. Sectores tradicionales y
progresistas de la Iglesia ven en el Cristo Moreno la oportunidad de renovar la
esencia de la Iglesia; sin embargo el encuentro es personal, individual, puesto
que las intenciones e interés obedecen a la subjetividad que cada individuo.
Las ofrendas, las tradiciones, los ritos, la comida, las oraciones, las
plegarias, las confesiones, los milagros, etc. son de carácter individual, no
comunitario pese que grandes multitudes acompañan las procesiones del Cristo de
Pachacamilla en el mes morado en el centro de Lima. La crisis del sentido
religioso[13]
(crisis de un sentido unitario de la vida), puede expresarse de la siguiente
manera:
“Este fenómeno [la crisis de sentido religioso] explica
tal vez uno de los hechos más desconcertantes y novedosos que vivimos en el
presente. Nuestras tradiciones culturales ya no se transmiten de una generación
a otra con la misma fluidez que en el pasado. Ello afecta, incluso, a ese
núcleo más profundo de cada cultura, constituido por la experiencia religiosa,
que resulta ahora igualmente difícil de transmitir a través de la educación y
de la belleza de las expresiones culturales, alcanzando aun hasta la misma
familia que, como lugar de dialogo y de la solidaridad intergeneracional, había
sido uno de los vehículos más importantes de la transmisión de la fe. Los
medios de comunicación han invadido todos los espacios y todas las
conversaciones, introduciéndose también en la intimidad del hogar. (…)” (Centro de Estudios y Publicaciones (CEP), 2008)
Por otro lado, es preciso señalar
que los múltiples sentidos parciales que cada individuo puede encontrar en las acciones
cotidianas que realiza sirven para que cada individuo busque los argumentos y
la información para vivir de su propia verdad. Cada individuo o persona tiene
su propia versión de los hechos y acontecimientos, de los momentos; por ende,
de su propia verdad se desprende el sentido no solo religiosos, sino también
social, económico, político, cultural, ambiental, educacional, etc.[14].
LA IMITACIÓN Y LA METAMORFOSIS
SOCIAL A ESCALA INDIVIDUAL
Como parte de mi análisis de una
realidad social particular, me he tomado el atrevimiento de recurrir a un autor
contemporáneo de E. Durkheim, como es Gabriel Tarde, para explicar, o al menos ensayar,
los fenómenos y/o procesos sociales que hoy tiene como protagonista de la
metamorfosis social en la modernidad tardía, al individuo y su toda su
subjetividad. Es en esta escala que la propuesta sociológica de G. Tarde, bajo
la luz de algunas consideraciones, podría dar sentido a la acción social. Considero
que las Leyes de la Imitación pueden aproximarnos a entender las
transformaciones o metamorfosis sociales en plena globalización y era
informacional[15].
Para Gabriel tarde, la base de la
sociología es la psicología; por ende, tiene como base a los espíritus
individuales y las transformaciones. El individuo o ser pensante presentan
estados de conciencia individuales que explican los fenómenos sociales. Así,
para G. Tarde, la sociedad no es más que la “posesión reciproca, bajo formas extremadamente variables, de todos por
cada uno”.
“Si existen estos tres elementos
(repetición, oposición y adaptación) en el campo social, puede construirse la
sociología como ciencia, que deberá tener por objeto el estudio de la oposición
(…), de la imitación y de los hechos similares múltiples (…)” (Tarde, 1961)
El cambio de valores y
representaciones sociales a escala individual nos obliga a repensar la
sociología y su quehacer sociológico. Es preciso recordar la existencia de tres
lógicas: la lógica social, la lógica individual y la lógica de la acción. Para
poder aproximarnos a la sociología de Tarde, debemos tener en cuenta estas tres
lógicas. Así, las leyes de la imitación[16] pueden
dar cuenta de estas tres lógicas.
“La imitación es, pues, la forma en que actúa la creencia
y el deseo en la vida social, y es también el modo de manifestación de la
repetición universal en el campo humano. (…) La imitación es así el fenómeno social
específico y la parte más importante de la vida social, a tal punto que la
sociedad no es más que “una reunión de seres en cuanto están dispuestos a
imitarse entre sí, o en cuanto, sin imitarse actualmente, se asemejan, y sus
rasgos comunes son antiguas copias de un mismo modelo. (…) La imitación se
manifiesta en dos formas principales, a saber: la moda y la costumbre. Por la
primera se entiende el gusto de la novedad y de las innovaciones, como opuesta
a la adhesión de los hábitos personales, familiares o ancestrales, que
representa la costumbre.” (Tarde, 1961, págs. 13-14)
Me parece pertinente explicar la
crisis de las instituciones, la emergencia del individuo y las transformaciones
de la vida social a partir de las leyes sociales de Tarde. El sentido religioso
y toda la subjetividad que poseen los católicos en las comunidades locales se
encuentran adscritos a leyes más generales, diríamos que regulares; ya que
presentan tres principios universales en todo individuo: la repetición, la oposición
y la adaptación. Estos tres principios componen la Ley de la Imitación[17].
El problema social, como afirma
Tarde, consiste en hacer coexistir y vivir juntos un gran número de creencias y
de deseos infinitamente diversos, entre los cuales existen muchos contrarios;
atenuar la oposición o eliminarla o convertirla en colaboración superior. La
adaptación representa la armonía y la tendencia a la uniformidad. Podríamos
decir que cualquier hecho en la lógica social, tiene como eje central la
coexistencia de diversidades en momentos y espacios cada vez más intensos y
veloces. Adicionalmente, las subjetividades también son dinámicas y sufren
modificaciones. Los procesos imitativos pueden ser una opción para dar cuenta
de los cambios y la dinamiza sociales; sin embargo hay que hacer las
consideraciones del caso para no caer en psicologismos. Finalmente, la vida
social de nuestros días se organiza a partir de las innovaciones. Las grandes
transformación a los largo de la historia, y más aun en las últimas décadas, hay
sido producto de la sustitución y acumulación de información, base y fuente de
la metamorfosis social a escala individual.
CLERICALISMO Y FORMACIÓN DE ÉLITES
LOCALES
“Las instituciones, las leyes, las maneras de pensar y
de sentir, heredadas del pasado, no siempre se adaptan bien al estado actual de
cosas. De ahí una grave perturbación en el comportamiento y aun en las mismas
normas reguladoras de éste”. (Conferencia Espiscopal Peruana, 2008, pág. 170)
Se podría decir que esta crisis de
las instituciones se debe a la anomia reinante en las sociedades contemporáneas.
Con más fuerza ahora, las conciencias individuales dan sentido y legitimidad a
las conciencias colectivas. Hoy la diversidad y complejidad de las subjetividades
importan más que las intersubjetividades, aunque no podemos negar su
existencia, pero en condiciones de anomia. De ahí que las instituciones, las
leyes, las maneras de pensar y de sentir heredadas del pasado no se acomoden ni
adapten bien al estado actual de cosas. Esta escala individual ha hecho pasar
desapercibido, o tal vez por resignación, la anomia de las instituciones y las estructuras
heredadas. La metamorfosis social a esta nueva escala me permite retomar las
leyes sociales de la imitación para explicar el constructivismo de los nuevos
actores emergentes, cuya conciencia colectiva es cada vez mas subjetiva, en el
que los lazos y compromisos son más inestables e inciertos.
En este contexto, el clericalismo es
un problema y, a la vez, un síntoma de anomia de que hoy las jerarquías del
clero, tan globales como el Papa, o tan locales como el párroco y los
sacerdotes de una parroquia no tienen la misma importancia y funcionalidad en
las comunidades locales. En la PSM hay evidencia de cierto clericalismo,
heredado de las “elites” locales que se han hecho con parte del poder. La
conflictividad y el divisionismo provienen de laicos que se amparan y/o apoyan
en sacerdotes para hacer su servicio pastoral. Muchas de las iniciativas en la
comunidad son individuales y a escalas pequeñas que cuentan con respaldo de los
nuevos sacerdotes. Indirectamente se ha creado una sensación de incertidumbre,
de desconfianza y de indiferencia, pero sobre todo de desprecio por las
actividades que priorizan la unidad, la solidaridad, la caridad, la paciencia,
la tolerancia, etc. hoy ya no se habla de ser pacientes, sino de ser tolerantes
con el prójimo. Este clericalismo se ha legitimado debido a que ha permitido:
la privatización del sentido religioso por un lado; y por el otro, la formación
de pequeñas elites de adultos en los principales espacios de decisión. De ahí
que la vida en parroquia o en comunidad devenga en relativismo y una
subjetividad extrema.
“Uno de los
motivos por los que muy pocas parroquias son comunidades agradables y
acogedoras, se debe a la clericalización de los laicos, quienes pretenden
suplantar al párroco, provocando intrigas y, por ende, excluyendo a los nuevos
miembros. Se vicia el ambiente, dando lugar a los dimes y diretes. La vida parroquial
requiere de los laicos pero en otro sentido. Por ejemplo, involucrándose
activamente en los diferentes grupos y comisiones, sin desconectarse de lo que
sucede en las calles, en sus trabajos y familias. Los templos no son una
guarida de miedosos, sino espacios para encontrarse con Dios y, al mismo
tiempo, con los demás[18].”
LA NEOLIBERALISMO, LA PRIVATIZACIÓN
Y LA VIDA COTIDIANA
Una de las expresiones del cambio de
valores y de perspectivas de los laicos activos en la parroquia san marcos lo
que yo denomino el “fenómeno de la privatización”. Este fenómeno consiste
individualizar expresiones de la vida común de los católicos al plano
individual, o en todo caso, es extrapolar fenómenos colectivos a la experiencia
individual y sectaria como la fe, el amor, el poder, la catequesis, la
liturgia, etc. podría decirse que este fenómeno es reduccionista y netamente
pragmático. Expresiones como “mi fe”, “mi grupo”, “mi vida”, “yo sé como vivo
mi fe”, “mi catequesis”, etc. muestran indicios de la privatización que llega
con el individualismo, la impersonalidad y una tendencia a liberar lo
tradicional. Como bien se sabe, el sentido de la existencia de la religión
católica se base no en su estructura jerárquica que es el clero, una forma
estamental de organizar el poder, sino el conjunto de laicos que bajo valores
de comunidad, unidad, solidaridad, compañerismo, caridad, esperanza, fe, etc.
configuran la masa que da vida a la iglesia católica, hoy paliando en dos
frentes: por un lado, al interior de su organización, y por el otro, contra el
surgimiento y crecimiento de las “nuevas denominaciones” y expresiones de fe
que se constituyen en las iglesias no católicas (para no decir solo
protestantes, ya que el fenómenos como tal es más complejo que solo la
referencia) en el jurisdicción que tiene la PSM.
Asimismo, como parte de la
privatización, existe una parcelación del poder, lo que ha dado origen desde ya
algunos años atrás, la formación de grupos de poder, que forman algo así como
elites locales, cuyo capital no es necesariamente económicos, sino simbólico, y
es que el poder, el estatus y el prestigio están en lo simbólico. Lo peculiar
de todo esto, es que estos grupos se mueven muy cerca del clero local, dándose
el fenómeno del clericalismo. Mientras más uno esté cerca de los sacerdotes,
uno piensa que tiene más poder, y en todo caso, estas relaciones se legitiman.
Finalmente, diría que la vida
cotidiana tiende a privatizarse, a buscar intimidad para dejar seducirse por el placer y las
sensaciones. En cuanto a la vida religiosa, suele darse una separación con la
vida cotidiana. La coherencia y el compromiso son aspectos que ya no interesan
al momento de expresar un deseo o una creencia respecto al presente y el futuro
de los actores. La emergencia de los “nuevos” actores, no es otra cosa la
aparición de sujeto pensante y/o racional de la modernidad en un nuevo
contexto, más global, más competitivo, más contradictorio. Las transformaciones
sociales en un mundo más paradójico que nunca.
CONCLUSIONES Y COMENTARIOS FINALES
·
La
primera conclusión que debo mencionar es que la sociología en los tiempos del
individuo, de la segunda modernidad o modernidad tardía, debe afrontar un hecho
inédito, como dice Martuccelli (2007): el individuo es el principio de nuestra
percepción social. De ahora en adelante, es en referencia a sus experiencias
que lo social obtiene o no sentido.
·
En
los términos expuestos, la Iglesia como una institución moderna conformada un
sistema simple; sin embargo, desde hace 50 años, se ha visto sorprendida por un
“nuevo paradigma” que recae en el individuo y la subjetividad del mismo. La
Iglesia hoy en día es un sistema complejo compuestos por subsistemas más o
menos dinámicos que intenta adaptarse el medio sociocultural que se impone en
la modernidad tardía y la globalización a partir de una transformación en los
valores, la moral y las presentaciones sociales que están adoptando los
católicos.
·
En
la comunidad de la PSM se ha destacado que el “chisme” como una cuestión
impersonal afecta la solidaridad y la confianza de los actores. Existe una
tendencia al desprestigio con el afán de lograr autoridad y legitimidad.
·
La
posición y el estatus dentro de la comunidad son muy importantes el momento de
tomar decisiones. No existen o no se recurren a mecanismos democráticos para
organizar las jerarquías de poder dentro de la comunidad.
·
Los
valores y principios ligados al individuo, en una era de cambios, fomentan la
ruptura del sentido de comunidad, del sentido de Iglesia, para ir transformándola
en función de una visión privatista, pragmática y sobre todo mediática. Hoy ya
no se mira la comunidad, sino los pequeños grupos (en algunos casos denominados
familias) de 2 a más integrantes que hacen de su vida cristiana una experiencia
muy intima y personas. La fe, la solidaridad, el amor, la amistad, etc. se han
privatizado.
·
Muchos
documentos de la Iglesia Católica señalan que “la vida en comunidad es esencial a la vocación cristiana. El
discipulado y la misión siempre suponen la pertenencia a una comunidad. Dios no
quiso salvarnos aisladamente, sino formando un pueblo. Este es un aspecto que
distingue la vivencia de la vocación de un simple sentimiento religioso
individual. Por eso la cristiana de fe siempre se vive en una Iglesia
particular”. Sin embargo, es ese simple sentimiento religión individual el
que persiguen hoy los católicos de la comunidad de la PSM porque han renunciado
a los grandes ideales de la modernidad, para dejar seducirse por el nuevo
paradigma que proponen la modernidad tardía o posmodernidad.
·
La
ironía, el sarcasmo, la no solidaridad y sobre todo el desprecio por lo que no
fomente lo individual son aspectos que le interesan a la sociedad de hoy más
que nunca. Ello también implica a las comunidades religiosas que no es otra
cosa que la reunión o el encuentro de individuos e individualidades en competencia.
La racionalidad de medios fines ha puesto a su servicio a la racionalidad
comunicacional de Habermas. Si bien podemos pensar en Weber cuando hablamos de
racionalidad instrumental, hoy goza de condiciones y características distintas.
Lo que era la “jaula de hierro” hoy es la
jaula informacional. La racionalidad instrumental ha sufrido una
metamorfosis social, por ende la acción social ha pasado a la escala
individual-subjetiva, es decir, posmoderno, pos industrial, etc.
·
Las
Leyes de la Imitación, pueden constituirse, bajo ciertas consideraciones, en
una propuesta base para repensar la sociología de nuestros días. La
transformación o la metamorfosis sociales se producen a escala individual. La
subjetividad individual se convierte en el nuevo horizonte que da razón de la
lógica social en un contexto global e informacional. Los principios de
repetición, oposición y adaptación, expresados en la moda y la costumbre, la
acumulación y la sustitución, etc. nos pueden acercar a explicar el mundo de
las incertidumbres y las contradicciones de la modernidad tardía, que es el
nuevo esquema sobre el cual se organiza la vida social de los actores,
básicamente individuos.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Centro de Estudios
y Publicaciones (CEP). (2008). Discipulos y misioneros de Jesucristo para que
nuestros pueblos en Él tengan vida. En R. Muñoz (Ed.), Aparecida. Lima:
CEP.
Conferencia Espiscopal Peruana.
(2008). Concilio Vaticano II. Documentos completos. Lima: Paulinas.
Diaz, C. (23 de abril de 2013). Los
blogs de Religion en Libertad. Recuperado el 27 de noviembre de 2013, de
Religion en Libertad:
http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=28828
Gonzales, P. (2004). Las Nuevas
Ciencias y las Humanidades. De la Academia a la Política. Barcelona:
Anthropos.
Martuccelli, D. (2007). Cambio de
Rumbo. La sociedad a escala del individuo. Buenos Aires: Losada.
Obispado de Chosica. (2011). Plan
Pastoral Estratégico 2011-2021. Lurigancho-Chosica: Editorial ROEL.
Tarde, G. (1961). Estudios
Sociológicos. Las Leyes Sociales y la Sociología. (C. Fantini, Trad.)
Córdoba: Editorial Assandri.
Wacquant, L. (2006). Entre las
Cuerdas. Cuadernos de un aprendiz de boxeador. (M. Hernández, Trad.)
Argentina: Siglo Veintiuno Editores.
[1] La
acumulación de capital fue la condición para que el modo de producción
capitalista naciera entre los poseedores de los medios de producción, y los
que solo podían vender su mano de obra por un salario. Es la racionalidad
instrumental del capital en sus diversas formas que da origen a la modernidad.
En la relación capital/trabajo la que organiza la vida social desde el siglo
XVII en adelante. Sin embargo, desde mediados del siglo XIX el capital y el
trabajo se mueven a mayores velocidades producto de la información y el
conocimiento, que es el soporte del actual proceso de globalización y/o
mundialización. Para algunos autores la globalización no es otra cosa que una
nueva forma de colonizar espacios (físicos y virtuales) a través de la cultura
expresada en la sociedad de consumo.
[2] De aquí
en adelante le diremos “teología” del neoliberalismo.
[3] Norberto
Strotmann, Obispo de Chosica.
[4] Como
dice Beck, en las actuales “sociedades de riesgo” los sujetos se encuentran
como nunca antes, obligados a individualizarse. Podría decirse que hay una
crisis de integración social.
[5]
Respecto a los sistemas simples y
complejos, Pablo Gonzales (2004) nos expresa el siguiente hecho epistémico: “la
selección o determinación de regularidades por grupos o clases que se interdefinen
da un carácter subjetivo-objetivo a las generalizaciones, explicaciones,
predicciones y construcción de futuro.”
[6]
Actualmente cuenta con 3 sacerdotes y un diacono. Dos de los sacerdotes son
españoles que han venido a san marcos o hace mucho.
[7] En total
se tienen 4 vicarias, las cuales se representan con un número romano al final.
Por ejemplo: Vicaria III
[8] Virgen
de la Fe (VF), Virgen del Rosario (VR), Virgen del Carmen (VC), San Carlos
Borromeo (SCB), Santa Rosa de Lima (SRL), La Santa Cruz (LSC), San Miguel de
Arcángel (SMA) y San Marcos (SM), que es el centro administrativo.
[9] La
pastoral ha vuelto a su composición orgánica, que son los grupos juveniles.
Sin embargo, durante el 2011 y el 2012 se organizó la pastoral en Comunidades
Juveniles (CJ) sin resultados.
[10]
Básicamente para sacramentos. Los programas más importantes en términos de
cantidad son el de la Confirmación y de Bautismo.
[11] 4
coros en la capilla principal, y uno por capilla.
[12] Frase
que suele identificarse en las personas adultas, que normalmente trabajan con
adolescentes y jóvenes.
[13]
Sentido que se pone a nuestra disposición a través de nuestras tradiciones
culturales que representan la hipótesis de realidad con la que cada ser humano
puede mirar el mundo en que vive. (Centro de Estudios y Publicaciones (CEP), 2008)
[14] Creo
que una característica del tiempo actual es la multidimensionalidad del
individuo. Hoy es más frecuente encontrarle más dimensiones que intervenga y le
den sentido al individuo en sociedad. Dimensiones como la social, espiritual, psicológico, simbólico,
material, económico, religioso, cultural, educacional, recreativo, ocupacional,
laboral, ambiental, etc. son muestra de estas subdivisiones que más o menos se
distinguen unas de otras.
[15] Se debe
considerar que una propuesta, de fines del siglo XIX, como la de G. Tarde, debe
ser releída y analizada en menor detalle ya que algunos autores señalaron que
los procesos de imitación no siempre derivan en lógicas sociales. Asimismo, en
la medida que sea aplicativa, encontrará cabida en el ámbito académico actual.
Debemos repensar la sociología desde el individuo y su subjetividad desde
propuesta sociología de Tarde.
[16] Proceso
imitativo lógico que se reduce a dos procedimientos: la sustitución y la
acumulación. Asimismo, la imitación va de dentro a afuera, y se hace de
inferior a superior.
[17] Debemos
considerar que para G. tarde, existe un genio, que permite la vinculación de
dos o más imitaciones para producir invenciones o ideas ingeniosas. El genio es
algo que está en el individuo, pero que se expresa en lo social mediante
acción.
[18] (Diaz, 2013)
No hay comentarios:
Publicar un comentario